Tanto en Asturias como en el resto del mundo la soledad se cuela a diario en la vida de miles de personas, gente que incluso a ojos de los demás pueden tener una vida «envidiable» sienten esa sensación y poco a poco se van dejando consumir por ella. Ponerse en manos de expertos, hablar con personas o buscar nuevas rutinas de vida no es sencillo, pero sí es recomendable.
Cuando experimentamos soledad, podemos sentirnos desconectados de los demás y de nosotros mismos, lo que lleva a una pérdida de identidad personal. Sin embargo, existen estrategias que podemos utilizar para gestionar la soledad sin perder el sentido de identidad y volver a ver la vida con otros ojos.
Las primeras señales
Cuando una persona parece ser que lo tiene todo, éxito en su trabajo, bastantes amigos y conocidos, seguidores en redes sociales o cientos de contactos en su móvil y siente que nada le llena, que algo le falta o no encuentra la manera de sentirse feliz es importante reconocer que existe una carencia o que no se está haciendo algo bien. ¿De qué sirve tener 600000 mil seguidores en redes sociales o tener 800 números de contacto en el móvil cuando no hay «nada que decir» o no te aportar felicidad?
Los expertos dicen que la soledad social es el sentimiento de no tener suficientes conexiones sociales o relaciones significativas, mientras que la soledad emocional es el sentimiento de no ser comprendido o apoyado por los demás.
Los efectos de la soledad en la identidad personal pueden ser profundos. Puede provocar una pérdida de autoestima, una falta de propósito o dirección y una sensación de desconexión de nuestros valores y creencias, y aunque a muchos les cueste reconocerlo a ojos de los demás, la soledad es una de las plagas que más afectan a las personas en la nueva era digital.
¿Cómo cambiar esas sensaciones?
Establecer conexiones significativas con los demás es una de las formas más efectivas de combatir la soledad. Esto puede implicar comunicarse con amigos o familiares, unirse a un grupo o club comunitario o ser voluntario para una causa que nos apasiona.
Otra opción es participar en pasatiempos y actividades gratificantes también puede ayudarnos a sentirnos más conectados con nosotros mismos y con los demás. Esto puede incluir practicar una salida recreativa, hacer ejercicio o buscar una nueva meta personal.
Gestionar la soledad
Si bien gestionar la soledad puede ser una experiencia positiva y enriquecedora, también puede conllevar desafíos. Uno de los mayores desafíos es el miedo a la vulnerabilidad y al rechazo. Cuando nos abrimos a los demás, corremos el riesgo de ser heridos o rechazados. Además, las expectativas sociales pueden presionarnos para que nos ajustemos a determinadas normas o comportamientos, lo que puede conducir a una pérdida de identidad personal.
Por último, todavía existe un estigma en torno a la salud mental y la búsqueda de ayuda, lo que puede dificultar el acceso al apoyo que necesitamos. Sin embargo los profesionales y expertos en salud mental, son los que más y mejor pueden ayudar a las personas a volver a sentirse bien.