Siglos atrás, cualquier dolencia era tratada directamente con productos sacados de la naturaleza. Plantas medicinales que, con el pasar de la tradición y siglos y, con los nuevos descubrimientos médicos, sirvieron de base para la medicina actual.
Si algo ha caracterizado al hombre desde los ancestros hasta hoy en día es el esfuerzo físico. Ya fuera por trabajos que requirieran fuerza manual o, actualmente, también por el sedentarismo y posturas malas tanto en sofás como en sillas de trabajo, las dolencias musculares copan cada vez más los fisios y las consultas de traumatología y, de hecho, en muchos casos acaban sobrecargando a los pacientes con medicinas que no actúan directamente sobre la dolencia sino que sirven de pantalla.
Los más habituales son los de espalda y lumbares, pero con la llegada de entrenamientos de alta, media o incluso baja intensidad, son muchos quienes acaban sucumbiendo a buscar productos que alivien no solo los dolores y molestias articulares sino también las musculares.
Sin embargo, hay que tener cuidado con qué se utiliza para aliviar el malestar para no abusar ni de la sobremedicación, ni de la automedicación, ni siquiera, de productos que pueden perjudicar otro tipo de patologías por los componentes químicos que se unen a la medicina que sirve de base.
Es por ello que hay una nueva tendencia que vuelve a conectar con los ancestros para encontrar en los productos de origen natural los aliados perfectos para poder paliar el cansancio, las molestias musculares y los dolores articulares.
¿De qué se componen estas opciones?
Si se echa la mirada atrás a formulaciones ancestrales, la árnica y mentol han estado casi siempre vinculadas con el alivio del cansancio y sobrecarga muscular. Gracias a sus propiedades calmantes y refrescantes, sirven para hacer un contraste y que el organismo responda sin tener añadido ni químicos ni afectar al sistema digestivo como ocurre con ciertos medicamentos formulados que no actúan directamente sobre la dolencia.
Con el Gel SindoloR se añaden a estos dos componentes otros como el aloe vera, el aceite de oliva, la salvia o incluso el alcanfor, entre otros. Toda esta mezcla natural permite un ungüento capaz de calmar de forma eficaz y rápida los dolores musculares externos y los que padecen las articulaciones y, más, en la época invernal con las humedades y la bajada de temperatura.
“Hay referencias desde la Edad Media de componentes como el árnica en el tratamiento de las dolencias corporales gracias a su capacidad calmante frente a dolores, pero también frente a golpes y hematomas. Al estimular la circulación sanguínea se convirtió en una forma de aliviar rápidamente a quienes padecían de cualquier tipo de malestar relacionado con lo que hoy llamamos artritis o artrosis” explican algunos expertos.
Ya sea como gel para masaje o en forma de roll on para la aplicación individual, lo cierto es que apostar por las recetas de siempre, basadas en las plantas y naturaleza, para aliviar dolores que no requieren de medicación adicional es un acierto que no solo beneficia el bienestar sino que no perjudica la salud.