(dpa) – La crisis del coronavirus ha generado na serie de teorías de conspiración. Puede pasar que familiares o amigos compartan algunas de ellas en los grupos de WhatsApp en común. ¿Cómo manejar correctamente una situación así?
A pesar de la indignación que pueda generar, se recomienda en principio mantener un tono amable. «Ni bien el tono se vuelve grosero, se echa todo a perder», señala Sebastian Herrmann, que escribió un libro sobre el tema.
El autor recomienda: si una persona cercana comparte un video dudoso en un grupo de WhatsApp, lo mejor es no comentarlo en el grupo, sino buscar una conversación directa.
En el grupo en todo caso se puede pedir que no se compartan ese tipo de materiales sobre una situación tan compleja. Y si no es posible enviar un mensaje directo a la otra persona, lo mejor es mantenerse al margen del debate.
También es útil buscar un punto en común con el otro y así acercarse al tema. Por ejemplo, se puede iniciar un diálogo comentando que uno también se preocupa por esos temas y que querría hablar sobre ellos. En el siguiente paso, se puede decir en qué punto uno no comparte la opinión del otro y luego explicarlo.
Ayuda, por ejemplo, un elogio al principio de la conversación. «Lógicamente no es bueno mentir», aclara Herrmann. Pero, por ejemplo, se pueden subrayar los argumentos que se consideran buenos, antes de explicar con qué puntos no se está de acuerdo.
Básicamente siempre es preferible una conversación personal que la palabra escrita. «Una voz representa cercanía emocional. Uno puede percibir matices», explica Herrmann, observando que el potencial de conflicto es especialmente alto en discusiones por correo electrónico.
«Cuanto más confianza hay entre las dos personas, más posibilidades hay de cambiar una postura», indica Herrmann. No son los hechos los que cambian nuestra opinión, sino las amistades.
Pero no todo el mundo está abierto a este tipo de acercamientos bienintencionados. «Con los testarudos no hace falta discutir», opina Herrmann también en referencia a ideólogos que ofrecen su opinión a un gran público a través de Internet. «El silencio es lo mejor que se puede hacer ante una idea delirante. Porque eso es lo que más temen estas personas», afirma.