
(dpa) – Puede pasar de un segundo a otro. Se vuelca un plato de sopa o el menor de la casa se acerca inesperadamente a la llama de la cocina y… de pronto todo es llanto. La piel de los niños es más delgada que la de los adultos, por eso las quemaduras rápidamente se tornan más graves que en las personas de mayor edad. ¿Qué hacer cuando esto sucede?
Lo principal es enfriar la quemadura durante los próximos diez o quince minutos, en el mejor de los casos con agua tibia del grifo.
El enfriamiento promueve la sanación de la herida. Una vez que se bajó la temperatura, hay que cubrir la zona con un paño limpio. Si el niño tiene algún resto de tela adherido sobre la herida, los padres pueden intentar retirarlo sumergiendo en agua la parte del cuerpo afectada. O pueden colocarle paños fríos y húmedos libres de pelusa y cambiarlos varias veces.
En el caso de los lactantes, los especialistas recomiendan no intentar enfriar la zona quemada para evitar que descienda la temperatura corporal del bebé. Ese peligro también existe cuando la quemadura abarca más de un 15 por ciento de la superficie corporal. En esos casos, la indicación correcta es no enfriar para evitar una hipotermia. Los padres deben llamar de inmediato a un médico de emergencia.
En caso de quemaduras más pequeñas en niños también se recomienda consultar siempre a un médico.