(dpa) – Reconocidas a nivel internacional por su lucha contra el ébola en África, las brigadas médicas son la «joya de la corona» de la política exterior cubana, pero Estados Unidos las ha puesto en su punto de mira acusándolas de injerencia política en la región y de ser la financiación del gobierno comunista.
«Jamás intervenimos en ninguna decisión política en el país en el que estamos, solo ofrecemos servicios médicos de salud», dice tajantemente Margarita Salabarría, médica ginecobstetra que estuvo destinada en Bolivia hasta la retirada de la misión médica.
Desde 1963, la cooperación médica internacional ha enviado a más de 400.000 profesionales de la salud a 164 países. El año 2019 cerró con 28 mil cooperantes sanitarios cubanos en 61 países, en 22 de ellos el programa es gratuito y lo cubre La Habana.
Cuba ha sido capaz de ir diversificando su oferta, desde médicos en consultorios en zonas pobres de África, pasando por servicios de oftamología en Argelia, hasta la gestión de un hospital en Qatar, un ejemplo empresarial que se piensa ampliar a otros países del Golfo como Arabia Saudí.
Destaca la presencia en la aliada Venezuela, que tiene casi 20 mil de estos profesionales de la salud, de los cuales más de 5.000 son médicos en el programa «Barrio Adentro», unos servicios que son abonados por Venezuela con el envío de combustible a precios ventajosos, aunque en los últimos años ha decaído hasta los 50 mil barriles diarios, la mitad de la cuota inicial.
Pero los cambios políticos en América Latina han significado duros golpes a la presencia médica en la región. A finales de 2018, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, decidió cancelar la cooperación de salud asegurando que agentes de inteligencia cubana se habían infiltrado entre los profesionales de la salud.
Al cese del convenio le siguieron otros países de la región como El Salvador, Ecuador y Bolivia, que iban cambiando sus gobiernos hacia otros más cercanos a Washington, lo que significó el retorno a la isla de más de 9.000 profesionales cubanos.
«Aunque no se tienen cifras precisas sobre su impacto, es indiscutible que el cierre de estos convenios es uno de los factores que está incidiendo en la aguda escasez de divisas que padece Cuba en la actualidad», aseguró a dpa el economista Ricardo Torres, investigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana.
«El régimen de Castro envía hasta a 50.000 médicos cubanos al extranjero para trabajar en duras condiciones. Abundan las historias de abusos. El régimen se embolsa el 75 por ciento de los salarios de los médicos y los usa para mantener en el poder a los regímenes aliados», tuiteó a finales de 2019, Michael Kozak, secretario de Estado Adjunto de Estados Unidos.
«Es una actitud criminal, bochornosa e indigna, porque nuestros médicos solo han brindado salud», responde a dpa Jorge Delgado Bustillo, director de la Unidad Central de Cooperación Médica.
Delgado Bustillo dirige el organismo estatal que supervisa el envío de médicos cubanos al extranjero. En entrevista exclusiva con dpa alega que el personal recibe estipendios para poder vivir en el país porque el salario es el que se mantiene en Cuba.
La cooperación médica es una de las principales fuentes de ingreso de divisas al país, pero el Gobierno cubano se defiende diciendo que no tiene una visión mercantilista y señala que en un tercio de ellas La Habana asume el coste total.
Pone de ejemplo cómo desde el año 2006 hasta el 2012 asumió todos los gastos de la cooperación con Bolivia por valor de más de 200 millones de dólares anuales, entre personal, insumos y equipamientos.
Pero en general la cooperación médica cubana es beneficiosa para La Habana y en 2018 significó al Estado cubano unos ingresos de más de seis mil millones de dólares. El Gobierno cubano señala que van destinados a financiar el sistema público de salud que es totalmente gratuito para toda la población.
En cambio, un informe de 2019 de la ONG Prisoners Defenders para el que dicen haber entrevistado a más de 100 médicos, denunció que los profesionales cubanos trabajaban en condiciones de esclavitud y trabajo forzado.
Según varias fuentes consultadas por la agencia dpa, un médico en el exterior suele recibir entre 300 y 900 dólares para alimentación y sustento, mientras se mantiene sus salarios en la isla de unos 50 dólares que los reciben sus familiares. Además los cooperantes tienen facilidades para la importación de electrodomésticos al país cuando terminan su misión.
Mayrin Tablada estuvo tres años de médica en un consultorio en Venezuela, la distancia de su familia fue una etapa dura pero recuerda que con los ahorros de la misión pudo pagar la fiesta de los 15 de su hija mayor. «Un televisor nuevo para el salón y ayudar a mi hermano con los recambios de las piezas del carro«, recuerda.
«Salen de forma voluntaria a cumplir una misión y antes se discute con ellos un convenio que lo aceptan o no lo aceptan», afirma Delgado Bustillo que defiende que los ingresos son para sostener el sistema público de salud y la formación de nuevos profesionales.
La escasa diversificación de la economía cubana tiene dificultades para encontrar otro tipo de exportación que genere este nivel de ingresos. «Es difícil identificar otro sector con una abundancia tal de fuerza de trabajo calificada que pueda desplegarse masivamente como en el caso de los médicos», señala el economista Ricardo Torres.
Por Guillermo Nova (dpa)