Cómo sacar el máximo partido posible del trípode en tus fotos

El trípode es un accesorio imprescindible para cualquier fotógrafo, especialmente para aquellos que se dedican a la fotografía de paisaje, realizan fotos en exteriores o bien intentan dominar las fotografías nocturnas o de larga exposición.

Elegir el trípode adecuado es importante, pero también lo es utilizarlo correctamente. Aunque parezca sencillo, son comunes los errores en el uso de este  accesorio y esto se traduce en malas fotografías, desgaste prematuro del trípode, mal encaje de la cámara…

En el mercado encontramos todo tipo de modelos de trípodes, diferentes materiales, alturas, trípodes para vídeos y fotografías y por supuesto los adaptados a cámaras y móviles.

¿Cuáles son las aplicaciones más destacadas del trípode?

Este accesorio es mu bienvenido en situaciones de poca luz o cuando se usan teleobjetivos, ya que su uso permite mejorar la nitidez de las imágenes. Con él se pueden utilizar velocidades de obturación lentas sin que los movimientos de la cámara afecten a la nitidez de la imagen.

En ocasiones, siempre que se haga un buen uso de esta herramienta, se pueden elegir combinación de apertura del diafragma, velocidad de obturación, sensibilidad ISO… sin uno de un trípode de calidad, esto no sería posible.

Con una apertura pequeña del diafragma se obtienen una mayor profundidad en el campo, o una sensibilidad ISO más baja para reducir el ruido de la imagen. Además de estos pequeños trucos de imagen, existen muchas más utilidades trípodes.

Una de ellas es la fotografía panorámica, ya que este elemento facilita la posibilidad de realizar fotografías desde distintos ángulos para unirlas posteriormente en una única imagen panorámica.

Las fotografías de alto rango dinámico (HDR) son posibles con el uso del trípode, pues para tomarlas se usa siempre un mismo encuadre y diferentes exposiciones. Una tercera aplicación son las animaciones, para ello hay que tomar varias fotografías con el mismo encuadre y realizar algunas variaciones. Posteriormente, esas imágenes se unen en una secuencia de vídeo.

Finalmente, no hay que olvidar las imágenes compuestas, que consisten en tomar fotografías nuevamente con el mismo encaje y mezclarlas todas para producir una imagen compuesta en la que se seleccione de cada imagen individual la zona más interesante. Esta técnica se utiliza con frecuencia para eliminar personas u obstáculos cuando se toman fotografías de monumentos muy visitados.

Los consejos para utilizar de manera correcta el trípode

Un primer consejo que lanzamos tiene que ver con utilizar el trípode con un teleobjetivo largo, y como consecuencia pesado. La estabilidad del trípode se puede resentir mucho hasta el punto de llegar a moverse durante la exposición y que el centro de gravedad se desplace hacia delante.

Cuando se usan estas lentes, lo más recomendable es usar una rosca adicional para trípode con la que ganar en estabilidad. Esto es, en lugar de enganchar la cámara al trípode con la rosca habitual, se monta el objetivo con la cámara acoplada.

Un segundo aspecto interesante es el sistema de estabilización. Como norma general, cuando se monta un trípode, hay que apagar el sistema de estabilización. Este sistema está diseñado para eliminar las posibles vibraciones al tomar imágenes, pero con un trípode es contraproducente, pues este elemento ya ofrece estabilidad y el sistema va a intentar compensar un movimiento que no existe.

No obstante, algunos sistemas de estabilización son lo suficientemente inteligentes como para comprender que están siendo utilizados junto con un trípode y se apagan automáticamente. A la hora de adquirir la cámara, es importante atender a este aspecto.

Para finalizar, ofrecemos algunos consejos básicos pero no por ello menos importantes. Los trípodes tienen sus patas plegadas en varias secciones, de mayor a manos grosor. Parece una obviedad, pero no todo el mundo sabe que las patas hay que desplegarlas siguiendo ese orden: primero las gruesas y finalmente las finas.

Esto es relevante porque, en caso de no tener que desplegar todas las patas, apoyaremos el peso en las más fuertes, ganando en estabilidad. Si lo hacemos al contrario, conseguimos un mayor desgaste de las patas más finas.

Continuando con este punto, la estabilidad, la columna central es lo último que hay que desplegar, pues es el elemento menos estable. La columna central solo debe elevarse cuando sea absolutamente necesario para alcanzar una altura óptima, y siempre que se hayan desplegado las patas en toda su extensión.