La postal cumple 150 años

Postales en el balneario de Cassis, en la costa francesa del Mediterráneo. Foto: Federico Gambarini/dpa

Viena/Zúrich (dpa) – El mar está en calma, el paisaje es precioso, la comida es estupenda, el tiempo es fantástico … Estas frases son un clásico cuando se describen las vacaciones en las postales, ese medio de comunicación personal que ahora cumple 150 años.

Esos textos breves para describir las que se presumen como las mejores semanas del año reflejan además el espíritu de una época.

«Hace 30 o 40 años no podía faltar ponerse moreno en las vacaciones. Y eso se mencionaba con orgullo», asegura el filólogo germanista Heiko Hausendorf, de la Universidad de Zúrich.

El científico ha examinado más de 13.000 postales a la búsqueda de rasgos particulares. Una cosa que llama la atención es que quien escribe prácticamente nunca se encuentra mal.

Con la llegada de Internet se ha comenzado a dar puntuación a todo y a todos, pero antes también se hablaba en las postales del hotel, el servicio e incluso se valoraba la amabilidad del servicio, señala Hausendorf. La diferencia entre ambos sistemas de comunicación reside únicamente en el receptor: antes era solo uno.

Antes de que las postales se convirtieran en una moda, un modelo previo fue lanzado al mercado con un éxito sin precedentes. Ese «nuevo tipo de correspondencia a través del correo» nació hace 150 años, el 1 de octubre de 1869.

El servicio postal austrohúngaro fue el primero en lanzar al mundo la postal, que de inmediato se convirtió en un éxito.

La idea original provenía de Prusia. La correspondiente propuesta fue descartada porque se consideraba «indecente» esa forma de comunicarse. El contenido de una postal tenía que quedar en la esfera privada y leer una postal no era algo que se viese como elegante.

Austria se hizo con la idea. ¿Por qué no se pueden enviar mensajes sencillos o felicitaciones de forma resumida en vez de en una carta? Dicho y hecho. La postal servía para eso.

«La postal», explica Hausendorf, «fue también una liberación. Las cartas suponían más esfuerzo para los que las escribían y además tenían otro estilo».

Escribir postales también supuso una forma diferente de expresarse por escrito. El éxito que experimentó la postal en Austria hizo que en poco tiempo se propagara a muchos otros países. En Reino Unido las primeras postales se vendieron el 1 de octubre de 1879. Y Canadá fue el primer país fuera de Europa que las puso en circulación.

Las postales ampliaron su abanico de posibilidades gracias a la entonces incipiente fotografía. Hausendorf apunta que en un principio, la idea original era enviar la imagen de un producto.

La otra cara de la postal se había reservado únicamente para colocar la dirección del destinatario, pero en 1905 se desplazó a un lateral el espacio para la dirección y en el resto de la postal había espacio para mandar saludos o expresar sentimientos.

Desde hace décadas, en ese breve espacio se habla de lo maravillosas que son la vacaciones y lo hermosas que son las playas o las actividades que se emprenden durante esos días de descanso.

Pese a que ahora los saludos llegan por medios digitales y antes de volver a casa ya se puede enviar a los amigos las fotos de las vacaciones con el teléfono celular, las postales siguen siendo en algunos países europeos una importante forma de comunicación interpersonal.

Según una encuesta de la asociación digital alemana Bitkom, uno de cada dos alemanes tenía previsto enviar una postal o una carta desde su lugar de vacaciones a los que se han quedado en casa.

«Pero todo el esfuerzo que hay que hacer para enviar una postal es también una forma de manifestar el aprecio al que la recibe», señala Hausendorf, dedicado a la investigación del alemán en la ciudad suiza de Zúrich.

La Biblioteca Nacional Austriaca ofrece un notable repaso al mundo de las postales históricas hasta los años 40.

Todo aquel interesado en ver ciudades y paisajes sin coches ni postes eléctricos, pero con coches a caballos y barcos de vela, puede consultar el portal online de la biblioteca, que alberga más de 75.000 postales de todo el mundo.

Durante mucho tiempo, el envío de postales era una forma de manifestar también un estatus acomodado. Según Hausendorf, el mensaje que subyacía era el de «nosotros nos lo podemos permitir». En tiempos de vuelos a precios económicos ese mensaje ya no funciona en muchos casos.

De todas formas, cuando uno está de vacaciones no siempre sale todo estupendamente y esas cosas no se suelen contar en las postales.

Por Matthias Röder (dpa)