Olivia Jones: la icónica «drag queen» alemana y su imperio del placer

Olivia Jones durante la inauguración de su club «The Bunny Burlesque» en el barrio de Sankt Pauli de Hamburgo. Foto: Axel Heimken/dpa

Hamburgo (dpa) – Sankt Pauli: bares, pubs de culto, clubes de música y tradicionales tiendas. El emblemático barrio de Hamburgo, uno de los distritos rojos más famosos de Europa, es el centro de la vida nocturna de la ciudad hanseática.

Los espectáculos de variedades son parte de su ambiente y una presencia constante en la calle Reeperbahn, arteria principal de Sankt Pauli, es Olivia Jones, icónica figura alemana del transformismo.

En los últimos años, Jones se ha convertido en líder «queer» del barrio rojo de Hamburgo y forma parte integral de la zona, donde trabaja y también vive.

Con su llamativo maquillaje, pelucas y atuendos de brillantes colores, Olivia Jones demuestra una y otra vez que tiene un buen instinto para los negocios.

Actualmente regenta una cadena de locales de entretenimiento que ofrecen, entre otros, espectáculos de música, burlesque y travestismo. Entre ellos se encuentra el primer club de «striptease» masculino de Alemania, al que sólo tienen acceso las mujeres.

La oferta de Jones y su equipo incluye además visitas guiadas al barrio, el puerto y la ciudad de Hamburgo.

A estas atracciones se le sumó recientemente el primer bar de karaoke porno de Alemania, donde el público puede sincronizar con sus gemidos breves fragmentos de películas pornográficas de los años ’70 y ’80.

«El bar se ajusta a la moda retro», comenta Jones. «Para los jóvenes es muy divertido, para los mayores es un estimulante y erótico viaje al pasado».

Jones comenzó su carrera empresarial en 2008 con la inauguración del «Olivia Jones Bar» en la Große Freiheit, una de las emblemáticas calles de St. Pauli, famosa por haber albergado uno de los primeros conciertos de los Beatles.

Para entonces, Jones ya era una celebridad en el icónico barrio. Su carrera como estrella del travestismo en Hamburgo ya había comenzado años atrás gracias a un espectáculo propio en el teatro «Schmidt Tivoli».

La «drag queen» de casi dos metros de altura comenzó su marcha triunfal mundial en 1997 cuando fue elegida «Miss Drag Queen of the World» en Miami, Estados Unidos. Desde entonces, ha seguido abriéndose camino y consolidando el éxito de sus empresas en el sector.

Jones siempre ha defendido la apertura, la tolerancia y la diversidad, además de dedicarse al activismo político. Para evitar que el populista de derecha Ronald Schill entrara en el Parlamento de Hamburgo en 2004, llegó a presentarse a las elecciones de la ciudad y obtuvo 4.440 votos.

En 2017 participó para el partido los Verdes de Baja Sajonia en la reunión de la Asamblea Federal constituida para elegir presidente. Las fotos de una Jones sentada entre la plana mayor de la política germana en el Bundestag alemán, llevando un vestido azul turquesa y peluca naranja, dieron la vuelta al mundo.

Olivia Jones es un fenómeno que prácticamente está libre de controversia. Claro, no a todo el mundo le gustan la música popular, los espectáculos de travestismo y el karaoke de su bar. Pero casi nadie se atreve a decir algo negativo sobre Jones.

La artista oriunda de una pequeña ciudad cerca de Hannover, capital de Baja Sajonia, es muy apreciada por su clara actitud y, sobre todo, por su trabajo en St. Pauli.

«Ella no es una de esas celebridades con una lujosa residencia en alguno de los barrios elegantes de Hamburgo que viene a Sankt Pauli sólo para ganar su dinero; Olivia Jones vive aquí y también ayuda a la gente que vive aquí. Yo no soy aficionada a sus espectáculos, pero creo que lo que hace está muy bien», dice Julia Staron, directora de la asociación empresarial del barrio.

Esta postura de Olivia Jones se puede traducir en cifras: la diva emplea en sus distintos establecimientos a alrededor de cien personas.

Para Staron, el cosmos de Jones es parte indiscutible de la cultura moderna de entretenimiento del barrio hamburgués, que en los últimos años ha experimentado grandes cambios.

«En los años 1960 estaba de moda la lucha entre mujeres que se revolcaban en el barro. Ahora el público quiere espectáculos de variedades, burlesque y travestismo. Por eso Olivia Jones tiene tanto éxito, porque su oferta tiene demanda en todo el país», continúa Staron.

La oficina de la asociación de empresas del barrio estima que por la Reeperbahn circulan entre 20 y 30 millones de personas al año. Muchas de ellas también vienen a ver a Olivia Jones, una reina que siempre está presente en sus bares y discotecas durante los fines de semana.

«Olivia Jones es símbolo de una Reeperbahn estridente y bulliciosa. Es un enriquecimiento para Hamburgo y Sankt Pauli», dice Sascha Albertsen, portavoz de Turismo de Hamburgo.

Albertsen señala que la «drag queen» ofrece lo que el público pide: «Lo que Olivia Jones está escribiendo es una historia de éxito real. Y con cada nuevo emprendimiento le va imponiendo al barrio cada vez más un sello propio».

El portavoz añade que Jones aún no ha llegado a su meta final en los negocios: «El cajón de las ideas siempre está lleno, pero bien cerrado».

Por Christiane Bosch (dpa)