La onicofagia, popularmente conocido como el acto de “comerse las uñas”, es un hábito muy común en personas de todas las edades. Sin embargo, pocas realmente están conscientes de que comerse las uñas puede traer consecuencias negativas para la salud.
Por esto, a continuación, te mencionaremos tres razones para que dejes de practicar este mal hábito:
Problemas de crecimiento y debilitamiento de las uñas
Cuando nos comemos las uñas no sólo retardamos su proceso de crecimiento, sino que la debilitamos y, en consecuencia, cuando vuelven a crecer, se parten fácilmente o crecen de forma inadecuada. Esto, a su vez, provoca que los dedos no se vean bien y deterioren la belleza de nuestras manos.
El contagio de enfermedades bacterianas
Las uñas son el sitio perfecto para que se proliferen bacterias de todo tipo debido a que los dedos están constantemente manipulando objetos que pueden estar contaminados o sucios. Por lo tanto, comerse las uñas, es una puerta directa para el contagio de bacterias como la Salmonella y la E. Coli (ambas transmitidas por alimentos crudos).
Problemas dentales
Al mordernos las uñas, no sólo las debilitamos a ellas, sino que también debilitamos nuestros dientes. Específicamente a los dientes frontales que son los que mayormente “se encargan” de morder las uñas.
La razón se debe a que los dientes frontales, en su constante esfuerzo por morder las uñas, van perdiendo su esmalte y se desgastan sobre todo en los bordes. En consecuencia, aumenta la sensibilidad dental y además puede generarse maloclusión dental (mal alineamiento) y problemas para masticar o incluso dormir si la boca no cierra completamente.
Esperamos que después de saber todo esto, tomes consciencia de que algo tan simple puede acarrear consecuencias fatales para tu salud. Así que ahora es el momento de hacer un cambio de hábitos y tomar la determinación de dejar a tus pobres uñas en paz.
Por: Soraya Andreina Pérez Mohammed