Barcelona (dpa) – De repente el nombre de Karl Jacobi está en boca de todos: El alemán que en marzo del año pasado cantó las cuarenta a los independentistas catalanes quiere ser alcalde de Barcelona, la segunda ciudad más grande de España.
«Desde hace 30 años están ustedes mintiendo a la población», dijo el empresario al presidente del Parlamento regional catalán, Roger Torrent, en un encuentro con representantes del empresariado alemán en Barcelona.
«Por las mentiras y porque va contra la ley lo que ustedes están haciendo, yo voto que todos ustedes vayan a la prisión», le espetó.
A resultas de todo ello, el teléfono de este hombre afincado desde hace décadas en España no ha dejado de sonar, algunos curiosos se acercan a su mansión y ha recibido mensajes de odio e incluso amenazas de muerte.
Un año después de todo ello ha decidido tomar cartas en el asunto para «devolver la normalidad» a los ciudadanos, según asegura este hombre de negocios que ya ha cumplido los 71 años. Para ello se presenta como candidato a la alcaldía de Barcelona en las elecciones municipales que se celebrarán el próximo 26 de mayo.
«Jacobi alcalde» se lee en los carteles y propaganda electorales. En su programa ha incluido temas de lo más variado, desde la lucha contra la corrupción y la ocupación de casas hasta la construcción de vivienda nueva o la aspiración de convertir a Barcelona en la capital digital de Europa.
No obstante, su punto central es combatir los deseos secesionistas del gobierno regional.
«Los políticos separatistas se mueven fuera de la ley, es una especie de deporte», asegura sin ocultar su enfado en una entrevista con la agencia alemana de prensa (dpa).
«La gente está harta, quiere poner fin a ese tira y afloja», agrega en esta mañana primaveral en la que Jacobi se presenta a la entrevista en La Rambla con unos jeans, una chaqueta veraniega de color claro y una cuidada y canosa barba.
El tema de la independencia de Cataluña, que ha llevado en los últimos años a la rica región del noreste de España a una profunda crisis, no se puede plantear, recalca.
«Sencillamente es ilegal», insiste Jacobi, que vive en la capital catalana desde 1982 y mantiene inalterable desde entonces su entusiasmo por la que considera la «metrópolis cultural, cosmopolita de España e incluso de Europa».
No obstante, «su» ciudad tiene un problema, afirma. «Si uno profundiza puede ver que Barcelona está muriendo lentamente». Dice que la población tiene que entender que la supuesta normalidad es tan sólo «una apariencia» y que desde hace años el independentismo está generando un clima negativo con manifestaciones y enfrentamientos.
«Eso no sólo ahuyenta a los turistas sino también a los inversores extranjeros», argumenta y sostiene que más de 5.000 empresas se han marchado desde el prohibido referéndum independentistas de octubre de 2017, el turismo sufrió una drástica caída y los índices de delincuencia aumentaron.
«También en las familias hay tensiones, incluso en la mía. En las reuniones familiares no se puede hablar nunca de política, de lo contrario acaban pegándose».
Nacido en Colonia, el empresario estudió en internados. «Mi hermano también estuvo en un internado, nuestros padres eran empresarios y sencillamente no tenían tiempo», cuenta. «Una experiencia así te marca».
Jacobi estudió sociología, psicología, marketing y diseño gráfico en Colonia y trabajó en diversas partes de Alemania. «Pero siempre quise vivir en el extranjero», relata este padre de dos hijas, que está casado con una española. Hace 37 años cumplió ese sueño.
Para financiar la campaña electoral Jacobi ha emprendido una iniciativa de crowdfunding, pero sabe que sus posibilidades no son muchas ya que la favorita es la actual alcaldesa, la política de izquierdas Ada Colau. La ex activista de la plataforma antideshaucios está al frente del ayuntamiento de Barcelona desde 2015.
Esta mujer de 45 años, que no es independentista, aboga por el diálogo en la cuestión soberanista, así como por una solución consensuada que incluya un referéndum legal.
En la carrera por la alcaldía de Barcelona también figura el ex primer ministro francés Manuel Valls (de 56 años), que nació en Barcelona y que también aboga por combatir frontalmente el secesionismo. «Valls es un político de raza», afirma Jacobi, quien no tiene nada en contra de su candidatura.
Pero Valls conoce mejor Francia que España, puntualiza Jacobi, un entusiasta de la vela y del running, que en su tiempo libre canta en un grupo de rock y toca el bajo.
«En teoría mis posibilidades son buenas, pues soy el único con un programa político que contempla los intereses de los ciudadanos», insiste. «Y, por supuesto, como alemán tengo credibilidad».
El principal obstáculo es el dinero, pues una campaña electoral es cara, sobre todo si se quiere llegar a muchas casas. Para despedirse en La Rambla de «su ciudad”, Jacobi sonríe y concluye: «He aprendido mucho desde que a mediados de 2018 decidí presentarme a los comicios».
Por Carola Frentzen (dpa)
Foto: Carola Frentzen/dpa