Posicionado durante los últimos años como uno de los deportes más de moda entre el público de todas las edades, el Paintball es, como muchos ya saben, un juego de estrategia que se basa en alcanzar a los contrincantes con pequeñas bolas rellenas de pintura que son disparadas con unos dispositivos concebidos para tal fin. Las marcadoras, como se conoce de forma técnica a estos instrumentos disparadores de bolas de pintura, propulsan los proyectiles mediante aire comprimido, ya sea CO2 u otros gases, lo cual no debe llevarnos a pensar que existe algún riesgo derivado de su impacto, gracias a las efectivas medidas de seguridad de los equipamientos actuales. Es más, al contrario de lo que la propia esencia del juego puede indicar, el Paintball es uno de los deportes más seguros que existen.
Aunque depende de la modalidad de juego que se practique, generalmente la mecánica de las partidas se basa en el enfrentamiento entre dos equipos, ya sea con el objetivo de eliminar a los miembros del otro grupo o con el de alcanzar un determinado objetivo, como el recurrente asalto a la bandera del bando rival. A partir de aquí, las normas, entornos o peculiaridades son incontables, pudiendo practicarse en interiores, en terrenos boscosos o ambientarse en distintas épocas como la Segunda Guerra Mundial o la Guerra de Vietnam. Las posibilidades son interminables, algo que dota a cada una de ellas de una experiencia inmersiva difícil de alcanzar a través de la práctica de otros deportes.
Y sobre todo, más aún teniendo en cuenta la inminente llegada de buenas temperaturas, una partida de Paintball se convierte en la excusa perfecta para disfrutar a lo grande de cercanos espacios naturales junto a nuestros amigos y familiares. Con las ventajas añadidas de ser una actividad saludable para nuestro organismo y de estar disponible para público de casi todas las edades.
El origen del Paintball y su llegada a España
El Paintball nació de una manera totalmente informal, concretamente por la ocurrencia que dos jóvenes estadounidenses del Estado de New Hampshire que, en la década de los 70 y a la vuelta de una cacería por África, se empeñaron en reproducir una experiencia similar a través de un juego denominado National Survival Game. Durante su labor de creación de las reglas, se enteraron de la existencia de unos instrumentos que, con el fin de marcar a las reses, disparaban cargas de pintura sin producir daños físicos graves con sus impactos.
Una vez dispusieron de las reglas, el entorno que les ofrecían los típicos parajes boscosos de su tierra natal y los dispositivos que simularían las armas de fuego, se abrió un abanico de alternativas que desembocaron en la propagación de esta nueva actividad hasta la creación, en 1988, de la Asociación Internacional de Jugadores de Paintball. Poco después, ya entrada la década de los 90, se registraron las primeras iniciativas de este tipo en nuestro país, donde no ha dejado de evolucionar hasta encontrarnos en la actualidad con experiencias de primer nivel a escala mundial. Sea cual sea la época del año, hoy en día la práctica del Paintball en España es perfectamente viable gracias a la existencia de alternativas tanto al aire libre como en recintos cerrados.
El equipamiento: todo lo que necesitas para divertirte con la máxima seguridad
En primer lugar, tal y como nos detallan en este artículo sobre el Paintball, necesitamos una marcadora para disparar bolas de pintura. Con distintas apariencias, algunas fieles reproducciones de armamento real, y tamaños, la gama a elegir es extensa, permitiendo adaptar la elección al máximo a nuestras preferencias personales.
Evidentemente, también nos harán falta proyectiles, en este caso en forma de cápsulas con una cubierta de gelatina que contienen una pequeña carga de pintura en su interior. Y, para propulsarlas, será necesaria una fuente propelente, es decir, cargas de aire, que pueden ser de nitrógeno, CO2 u otros gases a presión.
Paralelamente, precisaremos de un cargador de bolas de pintura para llevar en la marcadora y recargarla. Es importante saber que existen dos tipos: cargadores de gravedad, que recargan entre 2 y 5 bolas de pintura por segundo, y cargadores automáticos, cuyo sistema de alimentación posee un motor que lo permite llegar a la impresionante cifra de 50 bolas por segundo. Dependiendo de la naturaleza de cada jugador o de la modalidad para la que se quiera utilizar, decidiremos si nos hará falta uno automático o si, por el contrario, con uno de gravedad tendremos más que suficiente.
Entrando en el terreno de la seguridad, uno de los requisitos indispensables es la adquisición de un tapón de cañón con el fin de evitar disparos accidentales fuera de la práctica del juego. Además, se antoja imprescindible la correspondiente máscara facial para la protección máxima de los ojos y la cara ante el alcance de algún impacto, así como una vestimenta resistente y apropiada para correr, agacharse, gatear y arrastrarse por el suelo. Todo ello acompañado de la utilización de un calzado que se adecúe al terreno y que sea cómodo para correr, destacando como un aspecto muy a tener en cuenta el que disponga de una buena sujeción a los tobillos para evitar esguinces u otras lesiones.