(dpa) – Los dueños de periquitos, loros y papagayos deben prestar atención para asegurarse de que su vivienda no es peligrosa para estas aves. Muchas de las cosas que consideramos normales pueden ser una fuente de peligros para ellos.
Un ejemplo son los cáctus por sus púas. Si los utilizan como lugar de aterrizaje tras un vuelo, pueden resultar heridos. También son peligrosos los jarrones con grandes aberturas en la boca porque pueden caer por ellas.
Estos últimos son peligrosos aunque no contengan agua porque al caer, los animales pueden entrar en pánico y colapsar.
También pueden darse casos de muerte en cubos con agua de fregar dejados en una habitación después de haber limpiado o el inodoro con la tapa abierta.
Los cristales transparentes de ventanas y puertas deben marcarse con cortinas, celosías o adhesivos para que los pájaros no se estampen contra ellos.
Los espejos de pared están también prohibidos en las habitaciones en las que vuelen estas aves. Si ven su imagen reflejada en ellos, es posible que crean que es un competidor y se lancen a atacarlo.
Cuando los periquitos y los papagayos están fuera de su jaula, hay que tener mucho cuidado al abrir y cerrar puertas porque se los puede golpear o se les pueden pillar las patas.
Las aves tampoco deben estar cerca de los fuegos de la cocina, de velas encendidas o de planchas enfriándose.
Colocar la jaula directamente en el sol tampoco les hace bien. Siempre hay que darles la opción de que puedan retirarse a una sombra.
Foto: Jens Schierenbeck/dpa-tmn/dpa