Trump y las elecciones legislativas: ¿Un «tremendo éxito»?

Washington, 7 nov (dpa) – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es conocido por adaptar la realidad a su gusto. Su asesora Kellyanne Conway creó para ello en alguna ocasión la expresión «hechos alternativos». El hecho de que los demócratas en la oposición recuperaran la mayoría en la Cámara de Representantes en las elecciones de este martes no impidió al mandatario proclamar hoy un «gran triunfo».

Sus republicanos lograron mantener la mayoría en el Senado e incluso puede que la aumenten (aún faltan cerrar algunos estados). Pero está claro que para Trump será más difícil gobernar a partir de ahora, lo que él mismo reconoció un día después de los comicios.

Pocas veces unas elecciones de mitad de mandato fueron seguidas con tanta tensión como las de este martes en Estados Unidos: era la primera vez que se votaba a nivel nacional desde la elección de Trump a la Casa Blanca, y el presidente las había presentado como un plebiscito sobre su política.

Trump es un presidente que miente a la opinión pública, que insulta a sus adversarios, que indigna a sus aliados y pone patas arriba todas las normas. Por eso, los demócratas esperaban que los comicios legislativos le pasaran factura por esta política de apisonadora. Pero quien esperara una tarjeta roja como resultado de la votación se sentirá hoy decepcionado.

Tratándose de unas elecciones de medio mandato, en las que tradicionalmente pierde el partido que está en el Gobierno, los republicanos no salieron del todo mal parados. Por ejemplo, el antecesor de Trump, Barack Obama, tuvo que hacer frente a una mayoría opositora en las dos cámaras en los comicios legislativos de hace cuatro años. Una mayoría que paralizó los dos últimos años de su mandato.

La mayoría republicana en el Senado permite a Trump al menos continuar con todos sus nombramientos, un alivio teniendo en cuenta que el presidente nombra y destituye a colaboradores a buen ritmo. El Senado tiene que confirmar todas las designaciones de Trump, ya sea de jueces, ministros o embajadores.

Sólo un día después de las elecciones, ya hubo cambios en la Casa Blanca: el fiscal general Jeff Sessions, que hace tiempo había caído en desgracia, se retira. Según los medios, renuncia a pedido del presidente.

Pero los votantes sí le sacaron a Trump la tarjeta amarilla. La temida «ola azul» -el azul es el color de los demócratas- no se produjo. Pero el «gran triunfo» proclamado por Trump es dudoso si se tiene en cuenta lo mucho que puede afectar a Trump la pérdida de la Cámara de Representantes.

Los demócratas podrán bloquear leyes y podrían iniciar un proceso de destitución o «impeachment». Sin embargo, no podrían imponer la destitución porque para eso hace falta que voten a favor 67 de los 100 senadores. Sin embargo, los representantes demócratas le pueden hacer la vida difícil con una serie de investigaciones.

Conway dijo hoy a la cadena CNN: «El presidente no está nervioso por nada». Aunque el tuit de Trump de las 8:04 hora local -el noveno desde medianoche- tenía un tono diferente. En él, el presidente advirtió a los demócratas que no aprovechen su mayoría en la Cámara de Representantes para investigarlo a él o a su Gobierno. Y amenazó a su vez con investigaciones.

«Ellos puden jugar este juego, pero nosotros sabemos jugarlo mejor», dijo en una conferencia de prensa de una hora y media de duración. Al mismo tiempo, pidió a los demócratas, a los que en campaña llamó «radicales socialistas», que trabajen de manera conjunta con los republicanos. «Creo que tenemos una oportunidad de llevarnos muy bien con los demócratas», dijo. De esta manera, dejó la pelota picando en el campo opositor: si en el futuro sus iniciativas fracasan en la Cámara de Representantes, tendrá en los demócratas a su chivo expiatorio perfecto.

La negativa del antiguo magnate inmobiliario a hacer públicas sus declaraciones de impuestos hace pensar que podría tener algo que ocultar. Como justificación, hoy el mandatario dijo: «Son extremadamente complicadas. La gente no las entendería».

Tampoco está totalmente descartada la sospecha de que su equipo de campaña pudo aliarse con los rusos en 2016. Trump habló hoy de una «caza de brujas».

Por las dudas, su portavoz, Sarah Sanders, advirtió a los demócratas tras conocer los resultados que se dediquen «a aquello para lo que fueron elegidos» y no a «perder el tiempo» con investigaciones.

Pero muchas personas pudieron haber votado a los demócratas precisamente para que frenen a Trump. Una encuesta a boca de urna de la CNN reveló que un 39 por ciento de los electores consideraban su voto «anti-Trump», frente a sólo un 26 por ciento que dijo que quería apoyarlo.

Tres cuartas partes de los encuestados consideraron que el país está ahora más dividido que antes, algo con lo que sin duda tiene que ver la retórica incendiaria de Trump. En la campaña, habló contra los migrantes. Y a los demócratas los acusó de querer convertir a Estados Unidos en un país como la socialista Venezuela por su política de fronteras abiertas.

Ya en el día posterior a las elecciones Trump recurrió al tono duro. «Usted es una persona horrible y desvergonzada», le dijo al periodista de la CNN Jim Acosta en la conferencia de prensa en la Casa Blanca. «Cuando lanza noticias falsas (fake news) al mundo, que es lo que hace CNN, es un enemigo del pueblo», añadió. En numerosas ocasiones hizo callar a los periodistas. El mandatario dijo que le gustaría hablar en un tono más moderado. «Pero cuando uno debe luchar contra los medios, no lo puede hacer».

Pero así como criticó a otros, tuvo palabras de elogio para sí mismo, como es habitual. «Creo que soy un líder moral grandioso», afirmó en la rueda de prensa. Durante la noche, retuiteó palabras del comentarista y actor conservador Ben Stein quien señaló «Trump is the magic man» (algo así como: Trump es el mago). Luego tuiteó declaraciones de un presentador de la cadena Fox que opinaba que los candidatos victoriosos entre los republicanos le debían su triunfo a Trump. «Gracias, ¡estoy de acuerdo!», añadió.

Eso sí, la polarización que genera Trump ha conseguido que la gente vaya a votar. Según informó hoy la CNN, acudieron a votar 113 millones de personas, unos 30 millones más que en las elecciones de medio mandato de hace cuatro años. «Ya saben, las elecciones de mitad de mandato eran aburridas», dijo Trump en un acto de campaña el lunes. «Ahora son de lo más apasionante», continuó.

Y el presidente tratará de mantener esa pasión, porque aunque la votación ya pasó, empieza la cuenta atrás para la siguiente, las presidenciales de 2020, para las que desde el miércoles faltan 726 días.

Por Can Merey (dpa)