En muchos países se ha prohibido recientemente el consumo de productos que contengan aceite de palma, ya que, la comunidad científica ha descubierto que el ácido palmítico promueve y estimula la aparición de cáncer en el organismo.
No obstante, el aceite de palma está presente en infinidad de galletas, cereales, helados, cremas achocolatadas y bollería industrial.
Lo curioso es que hasta hace tan sólo unos años, el aceite de palma era considerado una sustancia beneficiosa para la salud, puesto que es un compuesto rico en vitamina E y vitamina A, las cuales, son vitaminas esenciales para el organismo.
Además, el ácido palmítico, es un ácido graso mucho menos saturado que la mantequilla y que no contiene las denominadas “grasas trans”. Aún así, no es saludable y está comprobado.
El año pasado, un grupo de médicos encabezado por el doctor Salvador Aznar, pertenecientes al Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona, hallaron un vínculo entre una dieta rica en ácido palmítico y la agresividad del cáncer.
En esta investigación identificaron una proteína llamada CD36 capaz de iniciar y promover la metástasis, y cuya actividad se potencia con la ingesta habitual de grasas saturadas. Las pruebas con ratones con cáncer demostraron que este ingrediente provocaba que la frecuencia de las metástasis pasase de un 50% al 100%.
Por ende, a raíz de este descubrimiento, muchos países de la Unión Europea comenzaron a prohibir la venta de productos con aceite de palma.
Pero por si no fuese poco, la Unión Europea incluso se ha planteado dejar de usar por completo el aceite de palma como biocombustible de aquí al 2020, después de saber que la extracción de este producto produce la destrucción de un millón de hectáreas de selva al año.
Soraya Andreina Pérez