Otoño de ex presidentes en España: La recetas ante la falta de liderazgo

OTO_O_DE_EX_PRESIDEN_36624879MADRID (dpa) – El de 2013 será recordado en España como el otoño de los ex presidentes del gobierno. En medio de la crisis política que atraviesa el país, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero volvieron a la palestra con un libro de memorias bajo el brazo.

«Hay overbooking», bromeaba el pasado 7 de noviembre el socialista Felipe González sobre la coincidencia de la fecha de presentación de su obra con la de su sucesor, José María Aznar.

El que fuera jefe del Ejecutivo español desde 1982 hasta 1996 presentó ese día ante la prensa, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, su libro «En busca de respuestas. El liderazgo en los tiempos de crisis» (editorial Debate).

Apenas unas horas después, era el «popular» José María Aznar (1996-2004) quien exhibía la segunda parte de sus memorias -«El compromiso del poder» (editorial Planeta)- en un lujoso hotel del centro de la capital española.

La puesta en escena fue bien distinta, pero los dos ex mandatarios coincidieron al lanzar a sus sucesores consejos, ejemplos del pasado y algún que otro tirón de orejas en un momento marcado por la crisis económica y en el que los sondeos apuntan al fin del bipartidismo del Partido Popular y el Partido Socialista.

«No soy uno de esos ex presidentes tan seguros de sí mismos que dan una receta cada día», sentenció González, recordado por acuñar hace tiempo la siguiente teoría: «Los ex presidentes somos como jarrones chinos en casas pequeñas. Nadie se atreve a tirarlos porque los creen muy valiosos, pero en realidad son molestos», explicaba.

En este otoño español la máxima de los «jarrones chinos» se confirma: la reaparición de los ex mandatarios con una cerrada defensa de sus respectivos gobiernos y una sarta de consejos para guiar al país, sumido en una grave crisis desde 2008, levantó ampollas en sus propios partidos.

González no dudó en reconocer la falta de liderazgo del actual secretario general de su partido, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien cosechó en los comicios generales de 2011 el peor resultado de la historia de la formación.

Su clave para luchar contra el descrédito de los políticos: «un proyecto claro, que se resuma en un discurso», sugirió el ex presidente socialista, de 71 años. Instó a «crear una economía social de mercado competitiva» para recuperar «la cohesión social que se están cargando» y que, recalcó, se creó en España durante su mandato.

Tampoco Aznar ahorró críticas al actual presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, a quien él mismo eligió como su sucesor al frente del Partido Popular hace una década.

«Quiero que (Rajoy) acierte, que tome decisiones y las haga» dijo el ex presidente horas antes de presentar sus memorias. Esa misma tarde, nadie del Ejecutivo acudió al acto, suscitando titulares de clara escisión en el partido.

Rodeado por la plana mayor del que fuera su equipo de gobierno -«equipazo», le llamó él-, Aznar recordó sus días más «amargos» como presidente: los que siguieron al atentado del 11 de marzo del 2004 (11-M), en el que casi 200 personas murieron en varios trenes en Madrid, dos días antes de las elecciones que ganó el PSOE.

Pero, sobre todo, contrastó sus «logros» económicos al frente del gobierno -concentrados en aquella famosa frase del «España va bien»- con la situación que actualmente atraviesa el país, que tiene una tasa de desempleo de casi el 26 por ciento.

José Luis Rodríguez Zapatero fue el más diplomático de los tres en una de sus pocas apariciones públicas desde que se apeó del gobierno, en noviembre de 2011, tras dos legislaturas.

De Rubalcaba, su «amigo» y mano derecha en los años más difíciles al frente del Ejecutivo, dijo que «nadie duda de sus cualidades». Tampoco quiso polemizar sobre Pedro Solbes, quien fuera vicepresidente económico de su gobierno al comienzo de la crisis que asola a España desde 2008 y con quien mantuvo diferencias.

Zapatero presentó el pasado 28 de noviembre en Madrid «El dilema. 600 días de vértigo» (editorial Planeta), acompañado del ex primer ministro británico Tony Blair. El socialista narró, dos años después,  su resistencia ante un posible rescate europeo en la última etapa de su mandato.

«Mi obsesión fue que España no cayera. Que no tuviéramos que pedir ayuda, que nuestra autonomía como país se preservase», destacó.

Los tres ex mandatarios tomaron las riendas de España en momentos muy diferentes. Su gestión está inherentemente unida al devenir del país: a su economía, su desarrollo, su educación y su sociedad.

«Siento un gran respeto por los ex presidentes del gobierno. Más allá de la simpatía mayor o menor, diré que han sido presidentes del gobierno de España, es decir, que han tenido el respaldo de millones de españoles», destacó Zapatero.

¿Estarían dispuestos a volver a la primera línea de la política?, «Cuando salí del gobierno tenía 54 años y me comprometí a no tener ninguna responsabilidad institucional más, pero siempre estoy dispuesto a ayudar, incluso al presidente del gobierno», respondió el más veterano, Felipe González.

«Siempre tuve muy claro que el poder es temporal, es una de las reglas fundamentales de la democracia», reseñó Zapatero.

«En todas las decisiones políticas que he tomado, el interés único es el que entendía como interés de los españoles. Y ése sigue siendo mi compromiso: servir al interés general de España», sentenció misterioso Aznar, el único de los tres que, en más de una ocasión, ha sugerido su vuelta a la política.

Por Ana Lázaro Verde