San Sebastián, 23 sep (dpa) – La cineasta argentina Victoria Galardi es una vieja conocida del Festival de San Sebastián. Aquí presentó «Amorosa soledad» y «Cerro Bayo» y ahora regresa con «Pensé que iba a haber fiesta», coproducida por el español ganador de un Oscar Fernando Trueba y con Elena Anaya como protagonista.
En este nuevo proyecto, que tiene su estreno internacional en la sección Horizontes Latinos del certamen, Galardi vuelve a construir una historia de personajes en la que explora el delicado vínculo de la amistad y critica la hipocresía burguesa.
Anaya («Habitación en Roma», «Familia») da vida a Ana, una actriz española que sobrevive con pequeños trabajos en teatros off de Buenos Aires. Se acercan las vacaciones de Navidad, y su amiga Lucía (Valeria Bertuccelli) le presta su casa durante los días que ella estará fuera con su nueva pareja.
Allí, Ana se reencuentra por casualidad con el ex marido de Lucía, y no puede evitar que entre ambos surja algo. Pero a medida que avanza en esa relación se hace cada vez más presente una pregunta: ¿cómo se lo cuenta a su amiga?
Galardi confiesa que no le interesa hacer películas sobre género o específicamente de mujeres, simplemente no se le dan bien los hombres. «No me salen los varones, yo me empeño y no me salen, y tengo ganas. Pero a los dos minutos digo ‘esto no lo puede decir un varón'», contó en una entrevista con dpa.
Anaya se sumó al proyecto muy rápido. «Aquel año Elena había ganado el Goya («La piel que habito») y en España estaba por todas partes. Me parecía esa clase de actrices a las que le ponés la cámara y son como el cine. Y la llamé». Tras mostrarle sus películas, la actriz le respondió: «No sé que me vas a proponer, pero lo hago.»
En «Pensé que iba a haber fiesta», explota las diferencias de nivel de vida entre la adinerada Lucía y la más modesta Ana para hablar también de esas amistades que se van diluyendo con el paso de los años, pero siguen presentes en lo emocional.
«Muchas veces nos preguntamos por qué somos amigos de alguien con quien tenemos tan poco en común», explica. «Puede ser que heredaste una amistad desde el colegio y la sigues sosteniendo porque hay una historia que te une con esa persona. Y porque es muy difícil sentarse y decir, ‘no te quiero ver nunca más’.»
En este sentido, la Navidad es un momento perfecto para que afloren los desencuentros. De hecho, Galardi cuenta que la película surgió en Año Nuevo, «una época triste frente a tanta supuesta felicidad y tantos besos», en la que a veces toca sentarse a cenar con gente con la que apenas se tiene algo en común.
Por Elena Box