(dpa) – Disfrutar la naturaleza, descubrir nuevos sitios, hacer turismo en el propio país: las restricciones impuestas por la pandemia de coronavirus llevaron a muchas personas a optar por la bicicleta o volver a ella.
En rutas desconocidas, el navegador del teléfono móvil puede ser una opción muy práctica, sobre todo teniendo en cuenta que el dispositivo suele acompañar el viaje. Además, las personas con ambiciones deportivas también pueden utilizar una aplicación para documentar los kilómetros que han recorrido en bicicleta o las calorías que han quemado.
«Para que todo esto funcione, el móvil debe estar sujeto a la bicicleta de forma estable», aconseja Rainer Schuldt, experto de la revista especializada alemana «Computer Bild».
Michael Link, de la revista alemana de informática «c’t», añade que este debe colocarse de forma que no haya que girar la cabeza para leer la pantalla.
Básicamente, se distingue entre soportes que se instalan de forma permanente en la bicicleta y otros que se pueden utilizar de forma flexible, por ejemplo, en el caso de una bicicleta alquilada en las vacaciones o una que se utiliza para los desplazamientos urbanos.
Sea cual fuere la opción que se elija, Link recomienda no utilizar un soporte sin tener el móvil asegurado. «Ya para el caso de que se produzca un accidente o caída y el teléfono siga montado en la bicicleta», explica refiriéndose a los probables daños en la pantalla. Como alternativa se puede utilizar un móvil más barato o más antiguo, por ejemplo, si solo se necesita un mapa y navegación.
Según Rainer Schuldt, existen soluciones de soporte sencillas y asequibles que permiten sujetar el móvil con bandas de silicona. «Basta con enganchar el dispositivo dentro de la banda elástica», explica Michael Link, y objeta que, sin embargo, este soporte puede deteriorarse después de algún tiempo sin que los usuarios se den cuenta a tiempo del desgaste.
Según Rainer Schuldt, estas soluciones son muy adecuadas para los recorridos por carreteras asfaltadas: «En otras rutas, existe el riesgo de que el móvil se salga del soporte elástico y caiga al suelo».
Los soportes que se atornillan firmemente al manillar son una solución más fiable. Según Link, estos soportes universales se adaptan muy mal a los distintos dispositivos, ya que tapan los puertos y los botones y, por lo general, no alcanzan a proteger el dispositivo de manera eficiente.
En estos casos, lo ideal es utilizar un soporte que se adapte perfectamente al teléfono móvil. «Sus precios comienzan en torno a los 20 euros, y suelen ser mucho más estables que las soluciones de silicona», asevera Schuldt.
Link acota que, sin embargo, una calidad realmente buena cuesta unos 100 euros (aproximadamente 120 dólares estadounidenses): «Si se desea una funda que se ajuste exactamente, habrá que volver a cambiarla cada vez que se actualice el modelo de teléfono», advierte.
Además, prosigue, los diámetros de los manillares no son uniformes. «Eso significa que se necesita un soporte con un sistema de sujeción que se pueda adaptar a los tubos de manillar más gruesos o finos, de ser posible con un pequeño anillo de goma para evitar que se mueva».
El soporte más adecuado es aquel que puede ajustarse no solo en su inclinación sino también en la posición horizontal, por ejemplo, con una rótula. En este caso es importante controlar que el tornillo no se afloje debido a las vibraciones.
Algunos fabricantes ofrecen fundas en las que se puede deslizar el teléfono. La ventaja: estas protegen el dispositivo en caso de pequeños chaparrones. «En caso de lluvia intensa, sin embargo, yo tendría cuidado», advierte Michael Link, y añade la siguiente desventaja: pese a que las fundas tienen una ventana suave y transparente, la superficie táctil del teléfono inteligente rara vez se puede usar. También aconseja asegurarse de que las aberturas, como la de carga o la de los auriculares, no estén cubiertas.
Schuldt explica que, si se está planeando una excursión más prolongada, o incluso todas unas vacaciones en bicicleta, se debería conseguir un soporte con bolsa que se pueda montar sobre la barra central de la bicicleta: «Estos son aún más robustos y ofrecen, entre otras cosas, espacio para una batería portátil para cargar el móvil».
Según Link, este tipo de bolsos para bicicletas son especialmente prácticos sobre todo si, al estilo de las bolsas de depósito para motocicletas, están montados a una altura que permita al ciclista no tener que desviar la mirada de la carretera.
Si solo se quiere utilizar el móvil para navegar sin tener que cargar la batería constantemente, Link aconseja para los viajes largos dejarse guiar por los avisos de una aplicación de navegación, ya que la pantalla es el principal consumidor de energía.
El teléfono móvil puede guardarse en el bolsillo y los avisos pueden escucharse a través de los auriculares Bluetooth. Llevar el móvil en el bolsillo también es una buena protección contra robos. Al fin y al cabo, es fácil olvidarse el teléfono en el soporte cuando se hace una pausa para tomar un café.
Por Bernadette Winter (dpa)