(dpa) – Fabi, una perra mestiza, un día de repente empezó a temblar y se desmayó. Con su mascota en brazos, los dueños Thomas Kurz y Dirk Bukow fueron inmediatamente a la clínica veterinaria de la Universidad Libre de Berlín (FUB). Allí experimentaron todo como si estuvieran en trance: examen general, análisis de sangre, ultrasonido.
Rápidamente se detectó que Fabi padecía un tumor del bazo que había explotado. La perra perdió grandes cantidades de sangre y debió ser operada de emergencia, para lo que necesitó una donación de sangre de otro can, que le salvó la vida.
Apenas siete días después, Fabi se encontraba otra vez magníficamente. Durante bastante tiempo tuvo que tomar un considerable cóctel de medicamentos a la hora de la comida, pero está con vida.
El tumor era benigno y no se había diseminado. Los actuales valores en sangre son ampliamente favorables. Para Bukow y Kurz se trata de un pequeño milagro. Y además están infinitamente agradecidos por la transfusión, sin la cual Fabi habría muerto.
El labrador mestizo Guinness dona desde hace años
Para la donación de sangre de animales, las clínicas dependen básicamente de voluntarios. O sea, de dueños de animales que concurran con sus animales para una donación.
Uno de ellos es Guinness, un labrador mestizo que es llevado de forma sistemática por su dueña para donar sangre.
El can ya conoce el procedimiento desde hace años: dejarse extraer un poco de sangre de la pierna, el estetoscopio frío en el pecho, una revisión del hocico y soportar la medición de la temperatura rectal. Y luego aguardar todavía en la sala de espera para conocer los valores.
Si los resultados de los exámenes son adecuados, se puede comenzar: afeitar un poco el cuello, colocar al perro en una posición lateral estable, pinchar con cuidado una vez y la aguja ya está ubicada en la vena.
Diez minutos después Guinness lo ha logrado: donó 250 mililitros de sangre. Con entusiasmo devora de la mano de la profesora Barbara Kohn una golosina, que recibe en recompensa por el tortuoso procedimiento.
La veterinaria estableció un banco de sangre para que los perros como Fabi puedan recibir rápidamente ayuda. En un refrigerador se encuentran diversas conservas de sangre. Kohn trajo la idea del banco de sangre de Estados Unidos, durante la década de 1990.
Un perro que dona sangre no puede haber estado nunca en el extranjero
El principio es sencillo: un perro que pese más de 20 kilogramos, tenga entre uno y diez años, esté sano y no haya estado nunca en el extranjero puede donar sangre cada tres meses.
En recompensa, en la clínica veterinaria de la FUB se ofrecen tratamientos a precios favorables, como vacunaciones a precio de costo.
Además se hace un amplio estudio de la sangre, que normalmente le costaría al dueño unos 80 euros (unos 88 dólares). Y por cada donación se recibe adicionalmente una gran bolsa con alimento.
En principio, la necesidad de sangre animal donada es mayor que la oferta. El hecho de que tan pocas personas pongan sus animales a disposición para la donación se debe principalmente al hecho de que pocas personas saben que existe esta necesidad.
Y, sin embargo, la cifra de cuadros clínicos en los que se requiere una conserva de sangre no es en absoluto pequeña: accidentes, envenenamientos, enfermedades inmunitarias o perturbaciones de la coagulación.
Entre perros hay más de 12 grupos sanguíneos
Los dueños de los animales deberán desembolsar unos 150 euros por la transfusión. A los donantes les cuesta solamente un poco de tiempo y de paciencia. Prácticamente no existen riesgos para el animal donante.
Quien quiera hacer el «buen servicio al congénere» con su perro, seguramente encontrará rápidamente un receptor agradecido. Entre canes hay más de 12 grupos sanguíneos diferentes, aunque pueden recibir la primera transfusión de modo universal. Los gatos europeos, en cambio, tienen mayormente el mismo grupo sanguíneo.
Por Marie von der Tann (dpa)