Karlsruhe (Alemania) (dpa) – En la camiseta que lleva Gerhard Jaworek se lee «50th Anniversary Apollo 11» (50 aniversario Apolo 11). Ese momento de la llegada a la Luna hace 50 años le ha mantenido bien ocupado durante los últimos meses y no sólo porque él mismo también tiene 50 años, sino porque el informático alemán, miembro del Insituto Tecnológico de Karlsruhe (KIT), se dedica a investigar el universo.
Según la Sociedad Astronómica alemana, Jaworek es su único miembro no vidente.
Pero, ¿cómo se puede indagar sobre el cosmos y entenderlo sin tener vista? Jaworek es ciego de nacimiento, por lo que está más que acostumbrado a este tipo de preguntas. «En teoría no llegamos a ver más de un cuatro o cinco por ciento del espacio», indica. El resto es materia oscura, que igualmente es invisible para todos. El investigador precisamente se ha especializado en la astronomía inclusiva, es decir, la astronomía para personas con discapacidades.
Jaworek participó en la conferencia anual de la Sociedad Astronómica en Stuttgart y además ha escrito un libro titulado «Blind zu den Sternen – Mein Weg als Astronom» (A ciegas hacia las estrellas, mi camino hacia la astronomía).
Asimismo, está desarrollando materiales novedosos como modelos en 3D o mapas de estrellas táctiles, que pueden ayudar a «ver» las estrellas a otras personas con dificultades en la vista.
«Aunque Jaworek no estudió astronomía, lo que está haciendo en el ámbito de la formación es extraordinario», señaló la astrónoma Susanne Hüttemeister. La también directora del planetario de la ciudad de Bochum destaca además los méritos de Jaworek frente a otros expertos dentro de la Sociedad Astronómica.
Jaworek siempre ha sentido inclinación por el mundo del espacio y las estrellas. Películas y series como «Star Trek» o la saga «Star Wars» fueron las que despertaron en él un interés que le llevó a seguir indagando de forma intensa con lectura especializada. «Y me di cuenta de que la astronomía era inclusiva», es decir, que las personas con discapacidad también podían aprenderla y experimentarla.
Los contenidos de astronomía se pueden escuchar. Todos los datos científicos, como por ejemplo cómo orbitan los planetas, pueden transmitirse como si fueran un sonido. Cada órbita suena de forma diferente. «La órbita de Mercurio es muy elíptica y puede transmitirse con silbido fuerte», explica. Júpiter, sin embargo, suena más grave, porque hay una serie de asteroides que cruzan su órbita, añade.
Aun cuando debido al vacío en el espacio no hay ningún sonido directo, «hay mucho programa de radio en el espacio», asegura este investigador. Así, se pueden escuchar las fulguraciones solares o púlsares gracias a sus fuertes ondas magnéticas, señala.
El físico Markus Pössel, miembro de la Casa de la Astronomía en Heidelberg, una entidad que se dedica a difundir el conocimiento de esta ciencia, indica que la ceguera no es en absoluto un obstáculo para el estudio de la astronomía. «La ciencia de la astronomía no está ligada a la simple visión de las estrellas con los ojos», agrega.
Objetos como galaxias o estrellas débiles no son visibles al ojo humano. Los datos se transforman en imágenes para poder verlos y en sonidos para las personas ciegas.
Determinadas disciplinas como la astronomía se prestan a que las cosas se escuchen, insiste Pössel. Se trata de una idea que data de siglos atrás, apunta Jaworek, quien recuerda que se remonta a la escuela de los pitagóricos en la Antigua Grecia.
Y Jaworek sabe también cómo es la forma de los planetas. En su oficina hay reproducciones en 3D de diversos cuerpos celestes que él encargó hacer y que suele utilizar en sus conferencias. De esta forma puede palpar no sólo planetas como Marte, Mercurio o Júpiter, sino también formaciones geológicas como cráteres, gargantas o montañas.
«Indago en la ciencia y procuro explicarla de forma inclusiva», señala Jaworek, que se muestra especialmente satisfecho del Nobel concedido a tres físicos por sus investigaciones en la evolución del universo.
La cifra de los astrónomos alemanes que han estudiado física especializándose en astrofísica o astronomía es de unos 1.500 a 2.000, estima Hüttemeister. Pero no hay ningún astrónomo que sea ciego en Alemania, aunque no se trata de un caso único. Jaworek conoció recientemente a la investigadora Wanda Díaz-Merced, quien no es ciega de nacimiento, sino que perdió la vista después.
«Yo me puedo imaginar un cielo estrellado», indica Jaworek. Y antes de que en abril causara sensación la publicación de una foto de un agujero negro, él advirtió: «Se va a parecer a un donut (rosquilla)». Y tenía toda la razón.
Por Anika von Greve-Dierfeld (dpa)