(dpa) – No solamente la piel de las personas padece quemaduras por una exposición intensa al sol: también las sufren las hojas y los brotes de las plantas. Estos daños son irreversibles, por lo que solamente sirve prevenirlos.
Las quemaduras de sol en los bosques de hoja perenne, por ejemplo, se muestran en los bordes secos de las hojas, a la vez que los nuevos brotes también pueden resultar dañados.
Solamente se ven afectadas aquellas partes de las plantas con exposición directa al sol, explica la Academia de Jardinería de Renania-Palatinado en Alemania. Asimismo los frutos y cortezas pueden sufrir daños de este tipo.
Esto puede originarse por un riego equivocado. Porque en el caso que queden gotas de agua en el verde, especialmente durante las horas de calor más intenso, estas pueden actuar como un vidrio ustorio.
Por esa razón, las plantas deben ser regadas siempre directamente en su unión con la tierra, a la vez que debe evitarse hacerlo mientras reciben los rayos directos del sol.
Las plantas sensibles deben ser protegidas preventivamente en los días particularmente soleados, por ejemplo con un tejido que proporcione sombra, paños blancos o un parasol. Pero la tela debe quedar bien tensa, porque de lo contrario puede concentrar el calor, algo que tampoco será bueno para las plantas.