(dpa) – Los simuladores de conducción recrean situaciones reales de tráfico y ofrecen la posibilidad de realizar pruebas virtuales que permiten a los desarrolladores de las marcas de automóviles obtener nuevos conocimientos y una ventaja tecnológica sobre sus competidores.
Los simuladores de movimiento han existido desde la década de 1970. Hoy en día, todos los fabricantes y muchos proveedores trabajan con ellos para desarrollar sistemas de confort y asistencia al conductor en una etapa temprana, ya sea en sus propios departamentos de desarrollo o en los de los proveedores de servicios.
El fabricante alemán BMW, por ejemplo, está construyendo en Múnich un nuevo centro de simulación de conducción en el que los pilotos difícilmente notarán la diferencia entre una prueba de simulador y un viaje real en un coche.
El profesor Jörn Schneider, del Departamento de Informática de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Tréveris, realiza simulaciones de conducción con psicólogos e ingenieros para investigar las reacciones de los conductores en los automóviles.
Con ayuda de un nuevo simulador, cuyo costo se estima en aproximadamente medio millón de euros (aproximadamente 588.000 dólares estadounidenses), Schneider ha reproducido desde principios de este año innumerables situaciones de conducción realistas y altamente detalladas.
En el caso de los vehículos automatizados del nivel 3 de la SAE (Sociedad de Ingenieros de la Automoción), por ejemplo, se utilizan simulaciones para medir el tiempo de reacción del piloto hasta que puede volver a tomar el control del vehículo.
«Con los sistemas de supervisión de conductores queremos provocar situaciones en las que los conductores no recuperen el control a tiempo», explica el profesor Schneider. «Esto no puede demostrarse en el tráfico real porque es demasiado peligroso. En el simulador de conducción se pueden reproducir con seguridad varios escenarios».
En las simulaciones también se desarrollan los ajustes de los asistentes de fatiga y otros sistemas de seguridad y asistencia al conductor antes de la producción en serie de los vehículos.
Esto es muy importante, ya que el software y el hardware respectivos deben estar listos antes de que el coche esté completamente desarrollado. Es como adelantarse a la conducción real. «Además, el mundo simulado puede ser recreado perfectamente», explica Schneider.
Las simulaciones también se utilizan cada vez más para el entrenamiento de las redes neuronales, el llamado aprendizaje profundo para la futura conducción autónoma.
¿Cómo reaccionan los ocupantes de un vehículo autónomo cuando este se desvía repentinamente? ¿Se marean? ¿Y cómo se puede evitar? «Cuanto más automatizados o autónomos sean los vehículos, más importante serán las simulaciones de conducción», enfatiza Schneider.
Las simulaciones desempeñan ya en la actualidad un papel importante en el desarrollo de vehículos. Por encargo de la industria automotriz y sus proveedores, Martin Henne, ingeniero del instituto de investigación fka realiza pruebas en simuladores de conducción en cooperación con la Universidad Técnica de Aquisgrán.
«En las simulaciones de conducción, el conductor está siempre en primer lugar. Se trata, por lo general, de analizar su comportamiento para determinar, en una etapa temprana, el curso del desarrollo de los sistemas de asistencia y seguridad, entre otros», explica Henne.
Los simuladores se utilizan al principio de una cadena de desarrollo para saber cómo interactúan las personas con los sistemas. El equipo trabaja también con psicólogas para garantizar una evaluación correcta de los resultados.
Henne señala que el desarrollo de vehículos no es un proceso lineal, sino que avanza en paralelo con muchas otras áreas. El ingeniero añade que no hay ningún fabricante que prescinda de las simulaciones, ya que, en una fase temprana, estas ahorran tiempo y por lo tanto dinero en el proceso de desarrollo general.
«Los simuladores son como una máquina del tiempo. Nos permiten dar un salto hacia el futuro haciéndonos creer que los sistemas a probar ya existen, aun sin el resto del vehículo», expone Henne, y añade que esa es la gran diferencia con los simuladores de vuelo, que es un sistema existente que replica la realidad para entrenar a los pilotos.
Según el ingeniero de fka, en el caso de los vehículos autónomos los desarrolladores analizan las reacciones de las personas a las maniobras de adelantamiento o frenado.
¿Frena el coche con demasiada fuerza? ¿Es la distancia con el coche de delante la adecuada? ¿El conductor tiene miedo e interviene sin necesidad? Los conductores de prueba experimentan el viaje tal y como sería en una situación de tráfico real.
El fabricante alemán Mercedes-Benz utiliza simuladores móviles desde 1985, probando y evaluando nuevas tecnologías antes de ser incorporadas en los vehículos. La marca trabaja con cuatro simuladores diferentes que reproducen el funcionamiento de los sistemas de asistencia y el comportamiento de marcha de los vehículos.
Desde hace más de diez años, Mercedes utiliza un simulador de más de 23 toneladas y 1700 hp que se desplaza sobre un carril de doce metros de largo. Este banco de pruebas es uno de los simuladores más poderosos del mundo y su costo supera los 25 millones de euros.
«Probamos los nuevos sistemas de asistencia también con voluntarios para ver cómo reaccionarán los clientes a los sistemas más adelante», explica Jasmin von Göler, Jefa de Simulación de Conducción de Mercedes-Benz.
En el simulador se prueban varios sistemas de seguridad y asistencia. Este reproduce virtualmente un vehículo completo, incluyendo los neumáticos, el motor, la transmisión y la dirección. En teoría, un conductor puede sentarse en un Clase A, pero conducir como en un Clase S.
Según Von Göler, se invierte mucho tiempo y pasión en el desarrollo ulterior de los simuladores para que los conductores de prueba puedan tener una experiencia de conducción cada vez más realista.
«Deben tener la sensación de conducir un coche en la carretera, aunque estén sentados en un simulador. Para lograrlo, tenemos que optimizar aún más todos los componentes, pero también los ruidos, la aceleración, el frenado y la imagen».
Las pruebas de dinámica de conducción se realizan solo con ingenieros experimentados sentados al volante. Su tarea es evaluar los respectivos componentes en sus primeras etapas.
Von Göler ve la ventaja de los simuladores en el hecho de que las pruebas son siempre seguras, controlables, objetivas y reproducibles. Se pueden programar situaciones de tráfico, condiciones meteorológicas, estado de la carretera y luego comparar las pruebas.
Sin simuladores, el desarrollo de vehículos altamente complejos ya no es posible. Modificaciones tales como el cambio de neumáticos, las gradaciones de transmisión o los ajustes de chasis se pueden hacer en la computadora en solo unos segundos. Esto ahorra tiempo y dinero durante el desarrollo. Y sobre todo es seguro, incluso en el caso de una colisión provocada.
Por Fabian Hoberg (dpa)