Panmunjom (Corea del Sur), 21 may (dpa) – El canciller alemán, Olaf Scholz, llamó hoy a Corea del Norte a detener sus ensayos nucleares y de misiles, durante una visita a la frontera entre ese país asiático y su vecina Corea del Sur.
«Estas pruebas balísticas deben cesar. El intento de fortalecer la propia potencia nuclear debe cesar. Es una amenaza para la paz y la seguridad en la región», declaró Scholz, de visita en Corea del Sur tras asistir a la cumbre del Grupo de los Siete (G7) celebrada en Japón.
Desde que Kim Jong Un asumió el poder en Corea del Norte a finales de 2011, el país, que se encuentra mayormente aislado del resto del mundo, ha provocado tensiones internacionales en repetidas ocasiones, sobre todo debido a pruebas de misiles y su programa de armas nucleares.
Cuatro de las seis pruebas nucleares realizadas por Corea del Norte hasta la fecha se llevaron a cabo bajo el mandato de Kim, que también impulsó el desarrollo de misiles balísticos. Estos misiles suelen ser tierra-tierra y, dependiendo de su diseño, también pueden llevar una cabeza nuclear.
Scholz habló de una «situación que sigue siendo peligrosa» y calificó la visita a la frontera de muy importante y emotiva en vista de la división alemana entre 1949 y 1990. «Alemania está ahora reunificada. Es una gran suerte la que tenemos», afirmó, añadiendo que tal fortuna puede experimentarse claramente al ser testigo de la frontera intercoreana.
Según el derecho internacional, ambos Estados -el Sur democrático y la dictadura comunista del Norte- siguen en estado de guerra desde el final de su enfrentamiento fratricida en 1953. Nunca firmaron un tratado de paz.
A ambos lados del paralelo 38, que divide Corea en dos estados, se enfrentan más de un millón de soldados. Además, Estados Unidos tiene actualmente 28.500 efectivos militares destacados en Corea del Sur.
Scholz se trasladó a la zona desmilitarizada, de cuatro kilómetros de ancho, junto con su esposa, Britta Ernst. Ambos visitaron los barracones azules donde se negoció el acuerdo de armisticio firmado en julio de 1953 tras los tres años de guerra de Corea. En uno de los barracones, con la mesa de negociaciones situada exactamente en la línea fronteriza, Scholz se adentró durante unos minutos en territorio norcoreano.