Berlín, 18 sep (dpa) – Proponen construir un muro alrededor de Alemania, defienden las batallas callejeras con verduras, impulsan un gobierno esotérico en Berlín o hacen campaña para que nadie vote: los partidos alternativos están poniendo color a las elecciones generales de este domingo en la primera potencia europea.
Sus posibilidades de entrar en el Parlamento son nulas, pero eso no impide que casi 30 formaciones con las más diversas inspiraciones hayan sido admitidas de forma oficial en los comicios para librar una batalla desigual con gigantes como la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Angela Merkel o los socialdemócratas (SPD) de Peer Steinbrück.
Buceando en sus propuestas aparecen perlas como la de «construir un muro alrededor de Alemania» impulsada por Die PARTEI (El Partido). «El muro es nuestro rechazo a la globalización, la europeización y el flujo incontrolable de capitales financieros», ironiza en su programa la fuerza fundada en 2004 por la revista satírica «Titanic».
El partido se presenta con otras ideas como instaurar «un cupo de vagos en las empresas» -«una ineficacia ejemplar crea un clima de trabajo más agradable y por lo tanto reduce las enfermedades laborales»- o meter a Merkel en una jaula y someterla a un juicio público.
En un país que no es famoso por su sentido del humor, Die PARTEI desafió también todos los tabúes al «explicar» su política de fomento de la familia con un video pornográfico que hizo furor al tener que ser emitido por el canal público ZDF como propaganda electoral (http://dpaq.de/NbN6v).
El líder del partido, Martin Sonneborn, tampoco tuvo inconveniente en acudir a Bruselas con un bigote hitleriano para preguntar cómo caía la «conquista alemana de Europa» (http://dpaq.de/tNrvb).
En la lista de opciones que el votante alemán podrá escoger el domingo destaca también el pequeño «Bergpartei, die ÜberPartei» (Partido de la Montaña, el Partido Apartidario), una formación fundada en 2005 en Berlín que se autodefine como «ecoanarquista y dadaísta».
Su reivindicación estrella es defender la batalla campal con agua y verduras celebrada cada año en un puente de Berlín que conectaba ambos lados del Muro (http://dpaq.de/tyTHt), un modo de recordar con una sonrisa la dramática división de la ciudad (1961-1989).
La admisión de formaciones satíricas en la recta oficial de los comicios tiene una explicación. Para decidir qué partido puede participar, el comité electoral alemán toma en cuenta datos como cantidad de seguidores o actividad pública de los partidos aspirantes, pero se abstiene de analizar el contenido de sus programas: un modo de garantizar neutralidad.
La mayoría de las 29 fuerzas alternativas admitidas a los comicios, sin embargo, presenta sus propuestas sin el menor atisbo de ironía.
La feminista DIE FRAUEN (Las Mujeres) postula desde 1995 cambiar el capitalismo por un «sistema económico matriarcal», mientras que la esotérica DIE VIOLETTEN (Las Violetas), creada en 2001, busca «un nuevo orden social en el que predomine el autoconocimiento a través del desarrollo, la empatía y la creatividad».
También aspiran a robar votos a Merkel los jubilados de RENTNER, los comunistas del Partido Marxista Leninista de Alemania (MLPD), los defensores de los animales del Partido Ecologista Democrático (ÖDP) o el partido de fieles a la Biblia (PBC), en cuyos carteles electorales se lee: «Todo se desmorona sin dios. Jesús lo renueva todo».
Más allá de aportar propuestas curiosas, los partidos pequeños cumplen para muchos analistas una función más trascendental: la de garantizar pluralidad y salud democrática.
«A nuestra democracia le hace bien que las fuerzas establecidas tengan que vérselas también con fuerzas que buscan hacer ruido», celebró la socialdemócrata Cornelia Sonntag-Wolgast, ex vocal del comité electoral, en un «Elogio a los pequeños partidos» publicado en el diario «Süddeutsche Zeitung».
«El alto número de solicitudes para participar en las elecciones generales de 2013 es un piropo para la estabilidad de nuestro sistema de partidos, que se presenta poderoso, innovador y siempre atractivo», añadió.
La flexibilidad alemana a la hora de admitir formaciones alternativas tiene otra ventaja: «Algunos partidos pequeños son termómetros de la sociedad. Envían señales», analizó Sonntag-Wolgast.
Es el caso no sólo de los euroescépticos de Alternative für Deutschland (AfD), surgido ante el descontento de muchos alemanes con los rescates europeos a los países en crisis, sino también de plataformas como Nein!-Idee (La idea del «No»!), cuya principal propuesta es, paradójicamente, no votar (http://dpaq.de/S5xwx).
A fin de cuentas, nada impide que espiritualistas, feministas o abstencionistas terminen por tocar una fibra social especialmente sensible en un futuro y se conviertan en una formación establecida.
Los Piratas fueron una rareza en las elecciones de 2009. Hoy tienen diputados en tres parlamentos regionales y llegaron a contar con una intención de voto del ocho por ciento a nivel nacional, antes de caer al actual tres por ciento.
Por Pablo Sanguinetti