
(dpa) – Las vacunas son especialmente importantes para las personas con enfermedades autoinmunes como el reuma, ya que la enfermedad y su tratamiento debilitan el propio sistema inmunológico contra bacterias y virus.
Sin embargo, hay que tener especial cuidado con las vacunas vivas, ya que las personas con un sistema inmunológico debilitado podrían sufrir una infección.
Las vacunas vivas consisten en agentes patógenos atenuados. Se trata de las vacunas triples virales (contra sarampión, paperas y rubéola), contra la fiebre amarilla y los rotavirus. Se suelen administrar en los primeros años de vida y por lo general se las descarta cuando hay enfermedades reumatoideas.
Si los pacientes con reuma toman inmundepresores deberían vacunarse antes del inicio del tratamiento, ya que este tipo de medicamentos suelen frenar el sistema inmunológico.
En estos casos, lo mejor es no emplear vacunas vivas. Las vacunas muertas, que contienen agentes inactivos, pueden ser suministradas a la mayoría de los reumáticos sin reparos, incluso aunque estos estén tomando inmunodepresores.