Quien más quién menos está buscando este verano una nueva afición que sea capaz de hacer más llevadero el tiempo que se pasa en casa.
Con la ventaja de poder utilizar terrazas o jardines para disfrutar, y gracias también los programas y muchos tutoriales que hay en las redes y la nueva tendencia de aprovechar lo que hay más que comprar nuevo, la restauración de muebles, aunque sea a nivel principiante, está a la orden del día, es un buen momento para dedicar tiempo a esas tareas que vamos dejando pasar, tener la casa al día ya no es únicamente cosa de “manitas”.
¿Cuáles son los proyectos más habituales y que más lucen?
Quien tenga la suerte de disponer de una casa de abuelos llena de muebles que, o bien están amontonados en los trasteros, o bien no importaría modificarlos, tiene en realidad un tesoro, pues muchas veces para aprender es necesario “hacer” e intentarlo, las ganas lo son todo en el mundo brico y en cualquier tarea que hagamos en el hogar.
Los armarios, cómodas, mesillas o incluso aparadores suelen ser los muebles que mejor lucen y por ello podemos trabajarlos a nuestro ritmo para darles una segunda vida o una segunda oportunidad.
¿Cómo comenzar un lavado de cara a este tipo de muebles?
Lo primero que hay que hacer es limpiarlos y revisar que la madera esté en buenas condiciones. Uno de los primeros pasos es desmontar puertas y cajones para poder trabajar con las partes más grandes; tener una mesa de trabajo o un espacio reservado para ello hará que las tareas sean mucho más sencillas.
Si hiciera falta, el primer paso es lijar la madera para luego poder utilizar un imprimador que mejore la adherencia de la pintura plástica que se vaya a usar. En este sentido, en el mercado hay muchísimas opciones, marcas y especificaciones. Basta darse una vuelta por alguno de los almacenes que se dediquen a este estilo de productos y encontrar lo que se busca en color y en acabado. De hecho, como sugerencia, una de las más fáciles de trabajar es la pintura tiza.
Una vez seleccionado, se limpia en profundidad cada pieza y se pinta para, después, aprovechar y, si se atreve quien lleve el proyecto, para empapelar alguna parte, hacer algún dibujo con o sin plantilla o incluso innovar la forma en la que se presenta al suelo poniendo o quitando incluso patas.
Pero uno de los lugares donde más se nota una restauración o lavado de cara es en los detalles. Tiradores y bisagras pueden marcar, sin duda, la diferencia.
¿Y en gran escala? ¿Cómo cambiar la visión de una vivienda con poco?
Tomando como referencia lo mismo, pequeños cambios. Uno de los lavados de cara más fáciles y efectivos es cambiar la imagen de las puertas de paso.
Para ello, al igual que en cualquier pequeño mueble, basta con cambiar el color para que la imagen sea distinta, pero detalles como incluir los herrajes para puertas diferentes o incluso sustituir las bisagras que haya por la opción de Bisagras ocultas puede hacer que el paso por el recorrido de una casa sea completamente diferente.
Solo con este gesto cualquier puerta puede pasar a parecer más moderna o, por el contrario, tener ese toque vintage que tanto atrae las miradas. Dos cosas, herrajes y bisagras, que pueden pasar desapercibidas son, en realidad, las que pueden hacer que una puerta sencilla tenga una nueva vida con mucha más personalidad y diseño.
¿Dónde comprar utensilios y herramientas?
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