Es un hecho, la ciencia avanza a pasos desorbitados; pero ¿se puede elegir el sexo del bebé antes de que nazca? Las técnicas embrionarias que se utilizan actualmente en la reproducción asistida indican que sí es posible, sin embargo, hablamos de una práctica que no es legal en todos los países del mundo.
¿Cómo se hace la selección de sexo?
La selección de sexo del bebé debe hacerse por centros especializados en el diagnóstico genético preimplantacional (conoce los centros de Mi Fertilidad), una técnica totalmente segura con la que se estudia el ADN del embrión antes de que sea implantado en el útero materno.
Mediante las pruebas de diagnóstico genético preimplantacional o DGP se puede determinar la presencia o no de enfermedades congénitas, así como la viabilidad del embrión y, entre otros factores, el sexo del mismo.
De los 23 pares de cromosomas que componen el ADN humano, uno de ellos contiene la información que determina el sexo del individuo. Hablamos de los cromosomas sexuales, cuyas combinaciones darían como resultado a una mujer (XX) o a un hombre (XY). El óvulo de la mujer siempre aporta el cromosoma X, siendo el espermatozoide el que puede aportar tanto el cromosoma X como el cromosoma Y, hecho por el que se le atribuye al padre la determinación del sexo de los embriones dependiendo del cromosoma que finalmente transfiera.
Para elegir el sexo del bebé con una fiabilidad del 100 %, bastará con seleccionar aquellos embriones cuya información genética defina a uno u otro sexo, según las preferencias deseadas. Cabe destacar que la elección del género nunca debería obviar aspectos importantes relacionados con la calidad del embrión según el diagnóstico genético obtenido.
¿Se puede entonces elegir el sexo del bebé?
Como hemos visto hasta ahora, a efectos tecnológicos sí es posible elegir el sexo del bebé; sin embargo, la legalidad de la técnica no es la misma en todos los países.
En España, al igual que en Italia, Reino Unido, Rusia, Canadá y algunos estados de Estados Unidos, Australia o Nueva Zelanda, solo es posible elegir el género del bebé en casos de padres con riesgo de transmitir enfermedades asociadas al sexo como pueden ser la hemofilia, la distrofia muscular de Beckett, la distrofia muscular de Duchenne, la adrenoleucodistrofia, la hipogammaglobulinemia, el síndrome de Lesh-Nyhan o la hipofosfatemia.
Cuando se desee elegir el sexo del bebé por cuestiones ajenas a la salud del futuro recién nacido, los padres deberán acudir a países donde la selección del género sin justificación médica esté permitida. Este es el caso de México, Chipre, Panamá, Bélgica, Tailandia, Jordania, India, República Checa, Nigeria y la gran mayoría de estados de los Estados Unidos. En cuanto a qué sucede con los embriones sobrantes sanos, la ley contempla la posibilidad de donarlos a otras parejas o de destinarlos a estudios de ciencia e investigación.
No cabe duda que la elección del sexo del bebé por el propio deseo personal de los interesados abre un camino de confrontación en relación con la ética y moralidad de la práctica; un dilema que se repite en otras técnicas de reproducción asistida como la gestación subrogada o el vientre de alquiler.