El mundo empresarial moderno es indivisible de la inversión en alta tecnología. Las empresas más competitivas de cada uno de los sectores del mercado, destacan por su responsabilidad con la innovación, con la automatización y con el uso de la mejor tecnología disponible para hacer mejor su labor.
Por tal razón, al adquirir productos de informática, como ordenadores de sobremesa o portátiles, hay muchas cuestiones que deben aclararse y algunas dudas que deben disiparse, sobre todo, si se considera que se trata de una inversión que tendrá incidencia sobre la productividad en un plazo inmediato, y cuyos réditos se seguirán percibiendo durante un largo tiempo, dependiendo de lo buena que haya sido la decisión.
Apostar por lo seguro
Para muchas empresas, y particularmente, para muchos directivos de las mismas, lo mejor al momento de adquirir equipos de informática de altas prestaciones, es apostar por lo seguro, es decir, apostar por aquellas marcas y líneas de productos que hayan sido pensadas para su utilización en entornos intensivos de producción, en empresas de todo tipo.
Un buen ejemplo de equipos de este tipo es el MacBook Pro, que responde a un mismo perfil de usuario, ese que quiere producir al máximo nivel, que apenas quiere preocuparse por aspectos técnicos, y cuya labor en el día a día requiere mucha potencia de hardware; por ende, es una recomendación interesante y que va de la mano de otras opciones con productos pensados para la empresa.
Acudir a unos proveedores especializados
Al momento de invertir en tecnología, y sobre todo, en equipos de informática, lo ideal es acudir a proveedores que precisamente se encarguen de asesorar y abastecer a otras empresas, como resellers o partners oficiales de las principales marcas de ofimática empresarial.
Esa decisión no solo tiene que ver con la tranquilidad que produce saber que se está tomando una buena decisión, y que se está invirtiendo lo justo y necesario al respecto, sino también, porque permitirá contar con especialistas que podrán aclarar algunas dudas sobre qué equipos son lo que se necesitan, además de poder conocer cuáles son las demandas o exigencias laborales dentro de la organización, y así, poder definir qué ordenadores se podrían ajustar mejor al cumplimiento de esas necesidades.
Partir desde una base de necesidades
Toda inversión en tecnología para la empresa debería comenzar con las respuestas a la pregunta sobre qué se necesita o en qué sectores corresponde invertir más, ya que no será lo mismo invertir en ordenadores para la revisión de aspectos contables menores -donde no se requerirá demasiada potencia-, que necesitar diversos ordenadores potentes para el renderizado o la producción de alto nivel de material audiovisual.
Reconocer las necesidades, desde luego, permitirá reconocer las potenciales soluciones y tasar un precio o una inversión relacionada. Eso mitigará, al mismo tiempo, el principal riesgo detrás de la compra de equipos de informática en las empresas: que los equipos dejen de ser potentes y útiles al poco tiempo, o que directamente, sean insuficientes desde el primer momento.
Pensar en el futuro
No tiene sentido adquirir ordenadores que al cabo de unos años deban ser renovados, sino que en ese caso, será mejor invertir en una solución definitiva que se pueda utilizar durante al menos algunos años, pudiendo funcionar con cierta normalidad. Esto ahorrará mucho presupuesto en dicho sentido, y no interrumpirá de ninguna manera la eficacia de la producción de una organización.
Desde luego, hoy en día, es entendible que muchas empresas no puedan plantearse este tipo de compras mientras proyectan su vida útil más allá de un lustro, pero cuanto más sea posible en algunos departamentos, mejores serán las decisiones que se podrán tomar con respecto a la adquisición de productos de informática. Es algo que, al mismo tiempo, tiene relación con todas las inversiones y compras tecnológicas, no únicamente de ordenadores o equipos de informática relacionados.