Buenos Aires, 17 nov (dpa) – La desaparición del submarino argentino ARA «San Juan» en el Atlántico Sur, con 44 tripulantes a bordo, permanece rodeada de incógnitas tras haber sido hallado hoy a 800 metros de profundidad en el Atlántico Sur un año después de su último contacto el 15 de noviembre de 2017.
A continuación, algunas claves de su desaparición y hallazgo:
¿DÓNDE ESTÁ?
El submarino de la Armada de la República Argentina (ARA) «San Juan» fue hallado 460 kilómetros al este del Golfo San Jorge, frente a las costas patagónicas argentinas, cerca del punto donde los sonares de la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBTO, por sus siglas en inglés) detectaron el 15 de noviembre de 2017 una «falla hidroacústica» compatible con una implosión. En la zona del talud, la vertiente rápida submarina desciende desde el borde de la plataforma continental, que está a unos 200 metros de profundidad, a abismos de hasta 3.000 metros.
¿POR QUÉ EL SUBMARINO ESTABA EN ESA ZONA?
El submarino partió el 25 de octubre de 2017 desde su base en el puerto de Mar del Plata (400 kilómetros al sur de Buenos Aires) rumbo a la austral ciudad de Ushuaia (2.400 kilómetros al suroeste de Buenos Aires, en línea recta) para participar en una exhibición naval y en ejercicio militares. El 8 de noviembre partió de regreso desde Ushuaia, siete días después se recibió la última comunicación con el sumergible.
AVERÍA REPORTADA
El 15 de noviembre de 2017, el comandante del submarino reportó un principio de incendio ocasionado por un problema eléctrico en el compartimiento de baterías que había sido subsanado, informó la Armada. El siniestro fue causado, según la fuerza militar, por un cortocircuito que generó la entrada de agua de mar a través del sistema de ventilación. Este modelo de submarino, el TR-1700 construido por Thyssen en Alemania y puesto en servicio en 1985, contaba con 960 baterías distribuidas a lo largo de gran parte de los 65 metros de eslora. La avería, justamente, se produjo en el cuarto de proa (adelante).
¿SUFRIÓ UNA IMPLOSIÓN?
El ARA «San Juan» fue encontrado en un área de cañones submarinos, rodeado por fragmentos de la nave esparcidos en un radio de 80 a 100 metros, confirmó hoy el capitán de navío Enrique Balbi. «Esto sugiere que podría haber implosionado, colapsado muy cerca del fondo porque el desprendimiento de escombros es muy cercano al área donde está el casco resistente», precisó. El marino informó que el casco central del submarino está en una sola pieza y no se partió. «Sí está deformado y abollado hacia el interior producto de la presión interna frente a la presión hidrostática a esa profundidad», indicó.
El diario «La Nación» publicó un borrador del informe de la comisión creada por el Ministerio de Defensa argentino para investigar el hecho. Según el documento, el sumergible sufrió una agonía de varias horas antes de implosionar. La nave, indicó el informe, sufrió un incendio que obligó al comandante del submarino a emerger a la superficie para controlarlo en medio de un fuerte temporal, y luego volvió a descender, tal como reportó a la base aquel día.
De acuerdo con esta investigación, se había reanudado el incendio y se había producido una explosión por el hidrógeno acumulado en el tanque de baterías, que, según los expertos, pudo afectar al sistema de control. Fuera de control, el «San Juan» habría comenzado a descender y a las 10:51 horas (13:51 GMT) se detectó un estallido que, según la comisión, se trató de una implosión que sufrió el submarino ante la diferencia de presión producida al descender a una profundidad mayor a la que soportaba.
¿HUBO ERRORES EN EL MANTENIMIENTO?
La jueza que investiga el caso, Marta Yáñez, reconoció que no se había cumplido con todos los trabajos de mantenimiento del submarino antes de su partida rumbo a Ushuaia. «Los mantenimientos, por razones presupuestarias, no están a norma», admitió la magistrada. «Localizar al submarino permitiría arrojar más certezas. No sólo por la localización sino por las condiciones» en las que se encuentre, expresó Yáñez. Claudio Rodríguez, hermano del maquinista Hernán Ramón Rodríguez, declaró a dpa que el sumbarino «llevaba 49 meses sin ir a dique seco (a reparaciones), cuando el manual indica que debe ser cada 18 meses».
Por Cecilia Caminos y Gabriel Tuñez (dpa)