Washington, 10 ago (dpa) – El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, habló hoy por teléfono con el secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Pietro Parolin, para analizar la situación en Nicaragua, donde la Iglesia católica ejerce como mediadora en el diálogo nacional que está suspendido.
«Hablé con el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede, para condenar la violencia en Nicaragua que se dirige cada vez más contra la Iglesia católica», escribió Pence en Twitter poco después de que la Casa Blanca informara de la conversación en un comunicado.
«Reafirmamos nuestro apoyo a toda la comunidad religiosa, que ha sido firme en su apoyo a los derechos humanos, la democracia y la libertad», añadió.
El número dos del Gobierno de Donald Trump acusó ya a finales de julio al presidente Daniel Ortega de «estar librando una guerra» contra la Iglesia católica, ante las declaraciones estigmatizantes contra sus miembros y los ataques físicos que algunos han llegado a sufrir, entre ellos el nuncio del Vaticano.
Ortega ha acusado a los obispos de formar parte de un «plan golpista» contra él.
En su conversación de hoy con Parolin, que según la Casa Blanca también condenó la violencia en Nicaragua, Pence reconoció la llamada de la Iglesia católica, con el papa Francisco a la cabeza, para una mediación en la peor crisis en décadas en el país centroamericano.
Según organizaciones de derechos humanos nicaragüenses, casi 450 personas han muerto desde el 18 de abril, cuando comenzaron las protestas contra el ex guerrillero sandinista.
«En particular, el vicepresidente reconoció el sacrificio personal del clero en Nicaragua en sus esfuerzos por proteger los derechos humanos, defender la libertad religiosa y promover las negociaciones de buena fe», indicó la Casa Blanca.
La Iglesia católica ha actuado como mediadora en el diálogo nacional entre el Gobierno de Ortega y la oposición, el cual se encuentra en suspenso desde poco después de arrancar a mediados de mayo. El presidente nicaragüense acusó a los obispos el pasado 20 de julio de formar parte de «un plan golpista» contra él.
El Gobierno de Trump impuso a principios de julio las primeras sanciones en el marco de esta crisis contra tres funcionarios del círculo cercano de Ortega y su mujer, la vicepresidenta Rosario Murillo.
El 30 de julio advirtió al mandatario de que habrá más sanciones si continúa la situación de violencia y volvió a pedir elecciones anticipadas.