Ojos llorosos: Consejos para prevenir la fatiga visual durante el teletrabajo

Hasta una media de cuatro horas más delante del ordenador es el tiempo que, a priori, se ha pasado durante la época de teletrabajo.

El hecho de no necesitar desplazamiento hasta el lugar de trabajo ha hecho que el tiempo que se descansaba la vista de la luz artificial de pantallas se haya visto reducido y, por el contrario, incrementado el que se pasa delante del ordenador y de cualquier otro dispositivo móvil.

Reuniones en remoto, lectura de noticias, vídeos, plataformas en streaming…todo ha ido sumando cada vez más tiempo delante de una luz artificial que, como resultado, acaba provocando una de las dolencias que más visitas y consultas (también en remoto) han recibido los oftalmólogos y ópticas: la fatiga visual.

Entre los síntomas más habituales, se encuentran los ojos llorosos que necesitan precisamente el poder hidratar los ojos cansados que tienen picazón del poco parpadeo que, por norma general, se hace mientras se trabaja delante del ordenador.

Pero a éste se suman también la mayor sensibilidad a la luz, visión borrosa momentánea o que dura unos minutos, visión doble o incluso, cefaleas.

Entre los consejos de los especialistas, se encuentra el uso habitual de gotas para los ojos que ayuden a hidratarlos ante la falta de parpadeo. Las lágrimas artificiales, además, si  usas lentes de contacto, son las grandes aliadas para evitar la incomodidad del ojo seco. Y en esta época, en la que cada vez que se usa mascarilla, la gafa se empaña, es el recurso más cómodo.

Consejos para prevenir esta dolencia ocular

Lo primero pasa por elegir bien el sitio desde el que se trabaja. Una correcta iluminación natural puede prevenir el forzar la mirada y necesitar incrementar el brillo del dispositivo, uno de los grandes problemas de este tipo de luz artificial.

Regular el brillo de ordenadores y tablets también ayuda a que el ojo no acabe con estrés ocular, pero a eso hay que sumar también un parón cada cierto tiempo para mirar a través de la ventana, lo más lejos posible. Es la forma que tiene el ojo de relajarse, alargando la mirada del enfoque corto al enfoque a larga distancia. Si además hay posibilidad de mirar al infinito dentro de la naturaleza (jardín, parque, campo), el descanso del ojo acaba acompañando el descanso mental.

Actualmente, la ventilación es también un grado. El hecho de que el aire esté limpio de humos, por ejemplo, también ayuda a que los ojos no se resientan y se fatiguen aún más.

Aunque no sea un consejo habitual, cada cierto tiempo no está de más poner una alarma para obligarse a pestañear e hidratar de forma natural el ojo.

Pero quizás, el más importante, pasa por una buena graduación de gafas o lentes de contacto. El no llevar la adecuada es lo que más puede acabar provocando dolencias asociadas a la fatiga, a la incomodidad y, finalmente, a los dolores de cabeza.

Hay que revisar la salud ocular, al menos, una vez al año. Es la única forma de poder detectar cualquier anomalía en graduación, ocular o incluso para conseguir buscar solución a dolencias tan sencillas de paliar como el ojo lloroso.