Río de Janeiro, 8 oct (dpa) – Además de la votación para presidente, este domingo fueron elegidos en las elecciones de Brasil los 513 diputados que componen la Cámara baja y también 54 senadores de todos los estados, para renovar dos tercios de la Cámara alta.
Más allá de quien triunfe en la segunda vuelta presidencial del 28 de octubre, los comicios parlamentarios modificaron la composición de ambos órganos y otorgaron al Parlamento brasileño un tinte mucho más conservador.
En la Cámara de Diputados, el Partido Social Liberal (PSL), una agrupación históricamente menor que sirvió como plataforma electoral del ultraderechista Jair Bolsonaro, logró elegir a 52 diputados, un crecimiento nunca visto en Brasil si se tiene en cuenta que tras los comicios de 2014 sólo tenía un miembro en la Cámara baja.
A lo largo del período legislativo, esa cifra ya había aumentado, de todas formas, porque varios diputados (incluyendo el propio Bolsonaro) se habían unido al partido, llevando a ocho diputados la bancada actual del PSL.
En Sao Paulo, Eduardo Bolsonaro, hijo de Jair, consiguió casi dos millones de apoyos y se convirtió en el diputado federal más votado de la historia. La segunda diputada que más votos consiguió allí fue Joise Hasselmann, también del PSL.
Lo que sucedió en Río de Janeiro, por su parte, ejemplifica en forma muy gráfica cómo la elección de Bolsonaro desempeñó un papel importantísimo en la elección parlamentaria a lo largo de todo el país.
Hélio Fernandes, un político negro desconocido para el gran público, quedó en el primer lugar de los comicios gracias a que, sólo para las urnas, decidió utilizar otro nombre: Hélio Bolsonaro. En total, el PSL consiguió 12 diputados por el estado de Río.
Más allá del crecimiento del ultraderechismo en la Cámara Baja, el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), tradicionalmente fuerte en el Legislativo, también logró mantener un porcentaje considerable de las preferencias y consiguió quedarse con 56 escaños.
Si bien el número lo coloca como la principal fuerza en la Cámara baja, lo cierto es que el PT redujo su representación, ya que hasta ahora contaba con 61 integrantes en el recinto.
Los tradicionales Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) y Movimiento Democrático Brasileño (MDB), de la centroderecha, perdieron muchísimo espacio y se presume que pasarán de controlar buena parte del devenir del recinto a ser simplemente actores secundarios en busca de alianzas y coaliciones.
En total, nueve partidos lograron formar bancadas de entre 25 y 40 integrantes, por lo que se avizora que, como históricamente ocurrió en la política brasileña, las negociaciones entre agrupaciones serán importantísimas en el funcionamiento legislativo a partir de 2019.
Y así como la Cámara baja pasó por un proceso de renovación, en el Senado la tendencia fue todavía mayor y provocó pesadillas en varios «pesos pesados» de la política brasileña, que vieron cómo sus candidaturas naufragaban ante adversarios desconocidos.
De los 54 escaños puestos en juego, 46 serán ocupados por «caras nuevas» (el 85 por ciento), lo que representa la mayor renovación del Senado en la historia del gigante sudamericano desde la vuelta a la democracia, en 1985.
El diario «O Globo», incluso, no dudó en afirmar que, con los sorpresivos resultados de este domingo, la Cámara alta estará dominada por «novatos».
La derrota más resonante fue, sin dudas, la de Dilma Rousseff. La presidente del país entre 2011 y 2016 aparecía primera en todas las encuestas previas, pero finalizó cuarta y no logró quedarse con ninguno de los dos escaños que se votaban por el estado de Minas Gerais.
Romero Jucá, uno de los políticos más importantes de Brasil en las últimas décadas, también quedó fuera de forma completamente inesperada después de 24 años consecutivos. Líder nacional del MDB y representante de la «vieja política», Jucá no logró ser elegido en Roraima, uno de los estados más pequeños del país, por apenas 426 votos.
Eunício Oliveira, actual presidente de la Cámara alta, fue otra víctima de la renovación y no logró su reelección por el estado de Ceará. Lindbergh Farias, un «cacique» del PT, también se quedó afuera por Río de Janeiro.
Entre los néofitos que ingresarán al Senado, los nombres más representativos son los de Flavio Bolsonaro, hijo de Jair; «Leila del Vóleibol», ex medallista olímpica, y el «Capitán Styvenson», un policía conocido por su rigidez en la aplicación de la ley seca en el norte del país.
En Sao Paulo, el policía militar «Major Olímpio», muy cercano a Bolsonaro y conocido también por varias frases polémicas, logró quedarse con el primer lugar en los comicios.
En la composición final del Senado, y más allá de la irrupción de nuevas caras y fuerzas, los partidos tradicionales todavía dominan la escena, ya que, además, un tercio de los escaños no votaban.
El MDB continúa siendo el partido con mayor representación, con 11 senadores, mientras que el PSDB detenta ocho. El PT, por su parte, suma seis.
Por Fernando Duclos (dpa)