A lo largo de mi carrera periodística – aún corta – he tenido la fortuna o quizás la desgracia de poder entrevistar a personas muy valiosas a quienes les ha tocado superar situaciones verdaderamente duras y han marcado un antes y un después en mi vida.
Desde que me fui de Venezuela – hace ya casi tres años – había descontinuado el hábito de hacer entrevistas. Por suerte, la agonizante situación que atraviesa el país me cruzó recientemente con un joven cuya situación llamó poderosamente mi atención y la necesidad de hacerle una entrevista y escribir su historia se convirtió en algo urgente. Su testimonio, sin saberlo, me cambiaría para siempre.
Su nombre es Neobaldo Paz, tiene 25 años y pertenece a la red de voluntarios que luchan por Venezuela. Neobaldo ha estado presente en cada movimiento convocado por la oposición, en cada protesta, en cada rincón del país de manera voluntaria.
La caída de la dictadura en Venezuela es un tema que va más allá de la política para este joven, la caída de la dictadura es una cuestión de vida o muerte para él. Neobaldo está enfermo y el régimen de Nicolás Maduro le ha quitado la posibilidad de tener sus medicinas, pero no le ha robado las ganas de vivir.
“Yo soy diabético y no tengo insulina. Estoy difundiendo en mis redes sociales la solicitud de que necesito insulina a ver si alguien puede ayudarme. Ayer estuve cinco horas en un llenadero para poder llevar una pipa de agua para mi casa y otras tres horas para poder comprar dos panes. Estoy cansado, tengo toda la madrugada sin poder dormir por fuertes calambres en las piernas porque no estoy inyectándome la dosis regular y tampoco tengo mis vitaminas y suplementos. No puedo cumplir una dieta y eso me ha empezado a pasar factura. Entonces para mí la caída de la dictadura es un tema bastante personal”, comentó Neobaldo para nuestro diario El Digital de Asturias.
Es inevitable no derrumbarse cuando escuchas estos testimonios. Es doloroso que la gente en Venezuela se esté muriendo por falta de medicinas y es terriblemente injusto que una persona joven como Neobaldo no tenga insulina. Una insulina que debe inyectarse dos veces al día, normalmente a las 7 de la mañana y a las 18 horas cada día, pero que lamentablemente debido a la escasez de medicamentos en Venezuela no ha podido inyectarse de manera regular.
Por esta razón, Neobaldo decidió unirse a la red de voluntarios de Venezuela para colaborar en el acceso de la ayuda humanitaria el pasado 23 de febrero.
Todos sabemos lo que pasó. El mundo sabe que Nicolás Maduro impidió la entrada de la ayuda humanitaria al país y no sólo la impidió, sino que quemó camiones enteros con medicinas y comida.
Para personas como Neobaldo, el acceso de esta ayuda humanitaria hubiese podido brindarle esa insulina que tanto necesita hoy para vivir. No obstante, Neobaldo y sus compañeros de la red de voluntarios no se han rendido y siguen hoy haciendo presión, durmiendo a la intemperie sobre cajas de cartón, exigiendo la dimisión inmediata de Nicolás Maduro.
“Tengo varios días sin poder dormir. La insulina para los diabéticos es imprescindible, y como me he estado inyectando sólo una dosis diaria, mi cuerpo ha reaccionado y me siento mal. Es una situación muy difícil, sé que mi cuerpo se ha deteriorado bastante, y lo noto en mi pérdida de peso, y además antes yo era mucho más activo. Hoy me cuesta hacer varios esfuerzos. Pero he entendido que en la vida hay sacrificios y yo asumo el mío por la libertad del país”, explica Neobaldo Paz.
Pero a pesar de sus problemas de salud, el espíritu de lucha de Neobaldo es inquebrantable. Él asegura que su esfuerzo ha contagiado a otras personas que, al verlo, se han sumado a esta batalla incesante por restituir la democracia en Venezuela.
“Sé que lo que he hecho hasta hoy, ha llevado a otras personas a también hacer sacrificios. Me han visto inyectarme insulina en plenas marchas, me han visto medir mis niveles de resistencia en plena represión y tener que ingerir alimentos mientras nos persiguen sabiendo que si no me alimento me desmayaré y los opresores me agarrarán. Me han visto entregar mi agua, mis vitaminas, mi comida y hasta he tenido que inyectar mi insulina a otros diabéticos que se desmayan tras inhalar gases o simplemente por marchar sin haber comido y eso ha generado que otras personas se comprometan con el país y me lo han hecho saber. Todo esto me ha llevado a seguir luchando porque sé que el país lo merece y porque muchos me ven como un ejemplo y mientras eso pase, yo debo seguir”, afirma el representante de la red de voluntarios por Venezuela.
La historia de Neobaldo es absolutamente inspiradora y es trágico que una persona de 25 años, que tiene toda la vida por delante y que pudiera simplemente preocuparse por trabajar o estudiar, tenga que preocuparse día a día por seguir vivo.
No es justo y por ello los periodistas tenemos el deber de darle voz a estos héroes “anónimos”, a estos héroes sin capa que luchan insistentemente por la libertad de Venezuela, que luchan por vivir y que son fuertes porque, desafortunadamente, ser fuertes es su única opción.
Si queréis ayudar a Neobaldo Paz con su tratamiento puedes comunicarte con él al siguiente correo: (neopazc@gmail.com)
Entrevista realizada por: Soraya Andreina Pérez Mohammed