Antigua (Guatemala), 15 nov (dpa) – En la sesión de trabajo de la XXVI Cumbre Iberoamericana que se celebra esta semana en Antigua (Guatemala) se sentarán el viernes 17 jefes de Estado y de Gobierno. Todos hombres. Y solo uno de ellos es indígena.
Las únicas voces femeninas serán la de la secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan, y la de vicepresidentas de países como Argentina, Colombia o Uruguay.
Con la salida de Michelle Bachelet del Gobierno de Chile el pasado marzo, Iberoamérica se quedó sin liderazgos femeninos y este nuevo escenario se hará patente en la cumbre que arranca hoy.
Bajo el lema «Por una Iberoamérica próspera, inclusiva y sostenible», sus protagonistas debatirán sobre algunos de los problemas más acuciantes en la región y aprobarán compromisos relativos a la cuestión de género y a los derechos de los indígenas.
La propia Grynspan destacó este miércoles en Antigua que para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible que recoge la Agenda 2030 aprobada por la ONU es necesario «un salto cualitativo» en el que «se unan actores que hasta ahora no han sido suficientemente incorporados» con un impulso de «objetivos transversales como el enfoque de género o el refuerzo de las capacidades y mejoras de las condiciones de vida de grupos con derechos vulnerados como las poblaciones indígenas o afrodescendientes».
Sin embargo, en la práctica, mujeres e indígenas apenas tendrán visibilidad en este cónclave pese a que son los más vulnerables a la desigualdad, a la pobreza y también al cambio climático, según un informe presentado este martes en el marco de la cumbre.
Guatemala es uno de los países latinoamericanos con una mayor proporción de población indígena, más de un 41 por ciento. El martes, en un acto paralelo a la cumbre, se reunieron en Antigua representantes gubernamentales y delegados indígenas de los 22 Estados miembros del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (Filac).
Allí concluyeron que «si bien hay grandes logros en la región, estos no se aplican con suficiencia» y reclamaron a los Estados una mayor inclusividad, una participación «plena y efectiva» y recursos adecuados para «fortalecer las instituciones y las políticas públicas relacionadas con los pueblos indígenas».
La fotografía del encuentro no apareció en los grandes medios internacionales, más pendientes de los mandatarios y del momento culminante de la cumbre, que tendrá lugar el viernes con las sesiones de trabajo de los jefes de Estado y de Gobierno.
«En mi opinión, los indígenas deberían estar ahí», dice a dpa Vitalino Ximilox, rector de la Universidad Maya Kakchiquel. «Eso (su ausencia) indica de por sí que no se les está dando la importancia necesaria. Evo Morales es el único indígena a ese nivel», añade.
Ximilox espera en todo caso un gesto en la cumbre iberoamericana ante los problemas de los pueblos indígenas y su lucha, en un contexto en el que el Gobierno de Guatemala los «criminaliza», según denuncia.
«Dependiendo de los acuerdos que se alcancen, veremos si este encuentro da a los pueblos indígenas la importancia necesaria», dice.
Junto con los indígenas, las mujeres también quedan en un segundo plano en esta cumbre, aunque en medio de la ola feminista que ha convulsionado medio mundo, con revulsivos como el movimiento «Me Too», Grynspan busca un acuerdo para que los mandatarios iberoamericanos se comprometan a eliminar o modificar leyes que en muchos países de la región todavía constituyen un obstáculo para el «empoderamiento económico» de las mujeres.
Entre ellas, las que designan al hombre como representante del núcleo familiar o las que excluyen a las mujeres de determinados trabajos.
«Es un tema que la secretaria general considera muy importante», aseguran a dpa desde la Secretaría General Iberoamericana (Segib).
Según un informe presentado recientemente en Madrid por la Segib y ONU Mujeres, a pesar del avance legislativo en materia de igualdad de género en los últimos 20 años en Iberoamérica, siguen en vigor leyes que discriminan a las mujeres, «lo que dificulta su autonomía y empoderamiento económico».
En la declaración final que ratificarán el viernes los jefes de Estado y de Gobierno habrá un apartado dedicado a este tema para tomar medidas concretas contra la discriminación de la mujer.
También se espera que se incorpore al documento un plan de acción para la implementación de los derechos de los pueblos indígenas, así como una declaración aprobada el pasado abril en ese sentido.
Sin embargo, en la foto no estarán ni unas ni otros. Ni jefas de Estado ni autoridades indígenas.
Por Ana Lázaro Verde (dpa)