Nueva York (dpa) – Hace siete años Matt Green decidió conocer mejor Nueva York andando. Lo que comenzó para matar el aburrimiento se convirtió en una misión: recorrer cada una de las calles neoyorquinas, revela el reciente documental: «The World Before Your Feet».
Mucha gente piensa que el mejor modo de experimentar un destino es recorrerlo caminando. A pie, se puede establecer una relación más cercana con las calles, tiendas y gentes del lugar; saborear, oler y escuchar la ciudad.
Pero Matt Green lleva esa filosofía más allá. Está decidido a andar cada calle, cada senda, parque o plaza de la extensa metrópoli de Nueva York. Un total de 12.800 kilómetros -aproximadamente la distancia que hay de Berlín a Tokio.
Green recorre las calles de Nueva York desde hace siete años consecutivos. Y cada día camina unas manzanas más, unos kilómetros más. Duerme en sofás de casas de amigos, y en ocasiones cuida de sus mascotas a cambio.
Lo que comenzó como un modo de escapar del aburrimiento de su escritorio de ingeniero civil se ha convertido en un estudio a largo plazo de esta ciudad de 8,5 millones de personas. Green conoce gente, hace fotos y lee sobre la historia de la ciudad. Y refleja todo en su blog: «I’m just Walking».
Caminar cuenta con una larga tradición como actividad religiosa o política. Desde hace siglos, los musulmanes peregrinan a la Meca, los judíos a Jerusalén y los budistas al Tíbet. En 1930, Mahatma Gandhi recorrió 400 kilómetros en India en protesta contra el impuesto británico a la sal. El pasado año, más de 300.000 viajantes caminaron a Santiago de Compostela en España, la ruta de peregrinaje cristiano más famosa en Europa.
Además, hay decenas de viajeros que atravesaron Estados Unidos o incluso el mundo entero a pie: Dave Kunst alcanzó la fama en 1974 como el primer hombre que dio la vuelta al mundo caminando. El canadiense Jean Beliveau anduvo durante once años más de 75.000 kilómetros para promover «la paz y la no-violencia en beneficio de los niños del mundo». Atravesó 60 países y utilizó 54 pares de zapatos.
Muchos otros llevaron a cabo largas caminatas para despertar el interés público hacia temas como el cáncer o la enfermedad de Párkinson.
Pero Green no está interesado en caminar por un propósito superior ni por un objetivo concreto. «Realmente no sé cuál es la finalidad», asegura en el documental: «The World Before Your Feet» (El mundo ante tus pies).
No quiere convertirse en un guía turístico de la ciudad ni escribir un libro. Green camina sencillamente porque quiere caminar. En el documental dice que cree que la gente más fascinante es aquélla que hace algo simplemente porque quiere hacerlo.
Incluso el profesor universitario Bill Helmreich, que recorrió Nueva York a pie de 2008 a 2012, tenía una visión global de su proyecto, al que aplicó un enfoque sistemático.
Por el contrario, en el caso de Green se trata más bien de explorar cada recodo de la ciudad: Descubrir caminos olvidados, proyectos de construcción inacabados o tropezar con el árbol más alto de la ciudad.
En su periplo, Green da importancia a los detalles: en una ocasión encontró cáscaras de coco en tramos agua (probablemente parte de un ritual hindú), en otra recogió cerdas de vehículos de limpieza de las calles. En palabras de Helmreich, Green describe «el pulso, el corazón y el alma», de la ciudad.
El resultado podría ser la guía on-line más detallada que Nueva York tuvo jamás. Los posts también son de interés para quienes conocen bien Nueva York -como el que versa sobre el monumento a Eric Garner que murió a manos de la violencia policial, o los de las lápidas del artista Jean-Michel Basquiat y el mago Harry Houdini.
¿Y dónde más se puede encontrar un catálogo de los 300 monumentos a las víctimas del 11 de septiembre?
La experiencia de Green a diario en esta gran ciudad anima a viajar más despacio, a tomar un momento de respiro entre aviones, trenes, buses y autos.
Multitud de habitantes de la ciudad dejan de percibir lo que les rodea, lo cotidiano se vuelve invisible, explica Green a los alumnos de una escuela en el documental. En su viaje, el mundo se revela a sí mismo de nuevo a través de la más simple de las actividades humanas: caminar.
Por Johannes Schmitt-Tegge (dpa)
Foto: Michael Berman/Greenwich Entertainment/dpa