Montevideo, 8 sep (EFE).- Las grandes cuestiones que plantea el teatro actual son las mismas de hace cuatro siglos, como dilema shakesperiano «ser o no ser», pues la humanidad no fue capaz de resolverlas «ni se solucionarán», aseguró hoy el dramaturgo español Miguel del Arco.
El creador y director teatral presenta en Montevideo «La función por hacer», una versión de la obra «Seis personajes en busca de autor», de Luigi Pirandello, que ganó siete premios Max en España en 2011 y de la que se van a ofrecer cuatro representaciones en Uruguay.
En una entrevista concedida a Efe, Del Arco aseveró que las cuestiones que William Shakespeare presentaba en sus obras también versan sobre el teatro contemporáneo y alimentan su mensaje.
«Creo que poco hemos cambiado desde el siglo XVII, pero es que no vamos a cambiar mucho más, pues los grandes interrogantes sobre el ser, sobre si merece la pena la existencia, sobre las relaciones personales o sobre si el infierno son los otros siempre van a estar presentes en la vida del ser humano», expuso.
El autor se posicionó a favor de que el teatro continúe planteando estas preguntas, pues, a su juicio, la obligación de esta disciplina es la de remover la conciencia de los espectadores al presentar estos interrogantes, indicó.
Este componente existencialista caracteriza a «La función por hacer», en la que cuatro personajes irrumpen en la obra que representan dos cómicos e inician un diálogo que, si bien está caracterizado por su humor, arroja algunas grandes preguntas acerca de la verdad, el destino o la ética, afirmó.
Estos actores tienen encomendada la tarea de contar su historia, «y, en parte, de volverla a vivir» y de «resucitarla», como hace cualquier ser humano para, con esta acción, dar vida a un episodio que terminó y «no volverá a ocurrir», precisó.
«La obra original y esta adaptación tienen material suficiente como para que el público se pregunte algunas cosas importantes, pero eso sí, no resuelven las cuestiones, pues ésa no es la función del teatro», matizó.
Miguel del Arco se felicitó por el éxito obtenido con esta adaptación del texto de Pirandello (1921), aunque recordó que su compañía, Kamikaze Producciones, hace cinco años sólo disponía de un local de ensayo y no tenía espacio propio para exhibir sus obras.
En este sentido manifestó que el teatro es una disciplina en la que el éxito no se puede medir antes del estreno de la obra, «por mucho esfuerzo que se haya volcado en ella».
Por eso, antes de dejarse llevar por el «vértigo» ante el fracaso, es necesario crear, «siempre hacer», concluyó.