Berlín, 18 sep (dpa) – Los médicos del renombrado hospital universitario Charité de Berlín consideran muy probable que Pyotr Verzilov, miembro de la banda punk rusa Pussy Riot, fue envenenado, comunicaron hoy en una rueda de prensa en Berlín en la que informaron que el activista está fuera de peligro pero aún sigue confundido.
Verzilov fue trasladado el sábado de Moscú a Berlín para recibir tratamiento médico tras caer enfermo súbitamente. El activista ruso-canadiense fue uno de los cuatro manifestantes de Pussy Riot que irrumpieron en el campo durante la final del Mundial de Rusia.
Los médicos alemanes argumentaron que no encontraban otra explicación para el desarrollo tan rápido de los síntomas que presentó Verzilov. Según dijo el director médico del Charité, Karl Max Eihäupl, también los médicos que lo trataron en Moscú partieron de la base de que fue contaminado.
Verzilov está aún desorientado, pero se encuentra camino de la recuperación, informó el directivo. «No necesita asistencia de aparatos y ya pudo levantarse de la cama. Confiamos en que podrá recuperarse plenamente», dijo Kai-Uwe Eckardt, médico encargado de Verzilov.
«Podemos comunicarnos con él pero aún no es posible que distinga plenamente lo que ocurrió», abundó.
Según Eckardt, no está claro qué sustancia fue utilizada pero sí ya se tienen indicios de la clase de sustancia que le fue administrada. Las posibilidades de que se pueda comprobar un posible envenamiento no son muy altas seis días después de que ocurriese, explicó Eckardt.
«No tenemos indicios de que se trate de un problema de drogas», dijo el jefe médico Einhäupl. Los especialistas de Berlín estiman que el paciente recibió una dosis muy alta.
Los médicos indicaron que Verzilov está fuera de peligro. La intoxicación nunca puso en peligro la vida del artista debido al rápido tratamiento al que fue sometido. Verzilov fue hospitalizado en Moscú sin casi poder ver, hablar o moverse después de haber comido algo tras comparecer en un tribunal en Moscú.
La sustancia tóxica afectó al sistemo neurovegetativo y provocó un síndrome conocido como anticolinérgico. El sistema neurovegetativo se encarga de controlar funciones vitales como el pulso, la respiración. Si se ve afectado pueden producirse síntomas de confusión, somnolencia, fiebre y pupilas dilatas. Todos estos síntomas fueron observados en el caso de Verzilov.
«Hay un número increíble de sustancias que pueden tener este efecto como medicamentos o plantas», dijo Eckardt.
Einhäupl dijo que los médicos en Moscú le vaciaron el estómago y le practicaron una diálisis cuando fue hospitalizado el martes pasado en la capital rusa. De no haber recibido ayuda, su vida sí podría haber corrido peligro, agregó.
El fundador de la iniciativa Cinema for Peace, Jaka Bizilj, que posibilitó el traslado a Berlín en un avión medicalizado, dijo a dpa que los familiares de Verzilov creen que se trató de una advertencia o incluso de un atentado contra la vida del activista.
Verzilov fue uno de los cuatro manifestantes de Pussy Riot que, vestidos con trajes de policía, irrumpieron en el campo durante la final de la Copa del Mundo de Rusia entre Francia y Croacia.
Los manifestantes cumplieron 15 días en la cárcel por el incidente, que la banda dijo que llevaron a cabo para exigir mayores opciones políticas en Rusia y la liberación de los presos políticos.
Pussy Riot es conocido en todo el mundo por sus espectaculares acciones contra la justicia arbitraria y la corrupción. La ex compañera de Verzilov, Nadezhda Tolokonnikova, fue arrestada en 2012 después de una «oración punk» en una iglesia y sentenciada a prisión por «vandalismo por odio religioso». Fue puesta en libertad a finales de 2013.
El caso recuerda a otro muy sonado, el del doble agente ruso Serguéi Srkipal, que fue hallado inconsciente al igual que su hija el 4 de marzo en la localidad inglesa de Salisbury. Ambos habían sido contaminados con el agente nervioso Novichok. Los dos sobrevivieron y se encuentran en un lugar secreto. El caso de Skripal desató una crisis diplomática con Rusia, acusada por el Reino Unido de la autoría del envenenamiento.
Por Christian Andresen (dpa)