Madrid, 13 jun (dpa) – Los siete días de Màxim Huerta al frente del Ministerio de Cultura y Deporte de España no han sido fáciles para el periodista y escritor: cuando parecía que dejaba atrás la polémica por sus comentarios deportivos ha sido una condena de hace una década la que lo ha forzado a dimitir.
Huerta (Utiel, Valencia, 1971) es periodista y autor de seis novelas. Durante dos décadas trabajó en televisión, pero fue en su salto de los informativos a programas de entretenimiento cuando se convirtió en un rostro conocido en España.
Especialmente tras su paso por el magacín matutino «El Programa de Ana Rosa», en el que trataba muchos asuntos de crónica social, y que a la vez compaginaba con sus obras literarias pero también con colaboraciones radiofónicas.
Por todo ello, Huerta fue una de las grandes sorpresas del Gobierno del socialista Pedro Sánchez, que unos días antes había alcanzado la presidencia tras liderar una moción de censura contra el conservador Mariano Rajoy.
La polémica no tardó en surgir alrededor del flamante ministro por mensajes que escribió en las redes sociales expresando su «odio» al deporte.
«Menos deporte creo que hago de todo» y «Umberto Eco: ‘odio a los deportistas’. Yo, el deporte. Que manera de sobrevalorar lo físico!» son algunos de los mensajes que Huerta difundió hace años y que salieron de nuevo a la luz, provocando las críticas.
Huerta no tardó en salir a dar explicaciones: «No soy una persona deportista, lo digo por todo lo que ha salido. No me gusta practicar deporte. Pero voy a amar y a apoyar el deporte y a todos los deportistas, que son héroes y heroínas», dijo en una de sus primeras intervenciones públicas.
El ministro disfrutó de sus primeros actos oficiales: la despedida de la selección española de fútbol antes del Mundial de Rusia 2018, una visita a la Feria del Libro de Madrid, en la que había estado firmando ejemplares de su última novela una semana atrás, y el apoyo al tenista Rafael Nadal en la conquista de su undécimo título de Roland Garros.
Y cuando parecía que la polémica parecía alejarse, la publicación en prensa de un delito de fraude fiscal de hace más de una década le obliga a dar un paso al costado.