Miami, 22 mar (dpa) – La #MarchaPorNuestrasVidas, liderada por supervivientes de la masacre del Día de San Valentín que dejó 17 muertos en una secundaria de Florida, será una realidad el sábado cuando miles de niños, jóvenes, padres de familia y artistas en todo Estados Unidos y el mundo digan al unísono «nunca más».
En Washington se concentrará la manifestación que tendrá réplicas en unas 800 ciudades de México, Canadá, Colombia, Puerto Rico, Nicaragua, Argentina, Chile, España, Italia, Francia, Alemania, Reino Unido, Noruega, Rumania, India, Vietnam, Filipinas, China, entre otros países.
La idea que nació en la sala de la casa de Cameron Kasky, uno de los supervivientes del tiroteo que el 14 de febrero sacudió a la comunidad de Parkland, una pequeña localidad del sur de Florida ubicada a unos 58 kilómetros al norte de Miami, hizo la diferencia entre las anteriores masacres.
Nikolas Cruz, un ex alumno de la secundaria Marjory Stoneman Douglas (MSD), ingresó al campus con un fusil AR-15 y abrió fuego por más de cinco minutos. El joven de 19 años mató a tres profesores y 14 menores y ahora desde la cárcel enfrenta una posible pena de muerte.
Sin embargo, para Parkland el castigo no es suficiente. La comunidad comenzó unida a llamar la atención y cara a cara, padres de varias de las víctimas junto a supervivientes, pidieron al presidente Donald Trump algo más que mensajes de pésame.
«Necesitamos parar la violencia armada en nuestro país», dijo Cary Gruber, padre de uno de los alumnos del MSD quien además rogó al mandatario trabajar con ambos partidos para implementar mayor control en la venta de armas.
«Si no puedes comprar una cerveza, no deberías poder adquirir un arma de fuego», indicó Gruber al referirse a la facilidad con la que un joven de 18 años puede comprar legalmente un arma en el país pero no puede ingerir alcohol.
Por eso, en medio del dolor, la impotencia y el shock por las pérdidas, Kasky y sus amigos Emma González, David Hogg, Alex Wind, Jaclyn Corin y varios otros plantearon crear un movimiento en contra del uso de armas.
Los medios enfocaron su atención en los discursos de los jóvenes que pronto se convirtieron en tendencia en las redes sociales y tuvieron un efecto casi viral. La imagen de González, una joven con la cabeza rapada y un aspecto rebelde pidiendo con lágrimas un freno al uso de armas en su país, dio en horas la vuelta al mundo.
«Necesitamos poner atención en el hecho de que esto no es solo un problema de salud mental. Él (Nikolas) no hubiera podido hacer daño a tantos estudiantes con un cuchillo», gritó en medio de los aplausos la joven de 18 años, quien después de su discurso logró más de un millón de seguidores en Twitter.
Ellos se autodenominan «la generación de los tiroteos en masa» y por eso están convencidos de que se avecinan cambios en las leyes que permiten desde 1791 el uso de armas en su país.
«Somos la generación que ha tenido que esconderse en closets para esperar que la policía entre a rescatarnos o que el tirador entre a dispararnos, somos esos que saben lo que se siente estar en un tiroteo de masas», dijo recientemente Kasky en el famoso programa de investigación «60 Minutes».
Cinco semanas después de la masacre de la que salieron vivos, han logrado avanzar con pasos de elefante. «Ellos tienen un celular en sus manos todo el tiempo y esa es la diferencia. Eso les da un poder que no nos imaginamos», consideró Manuel Oliver, el padre de una de las víctimas de Parkland.
No solo cuentan con casi cuatro millones de dólares en donaciones, la mayoría de ellas de Hollywood, y una popularidad arrasadora, sino que además consiguieron que el Congreso de Florida aprobara algunas reformas en la venta de armas.
Tuvieron también de antesala una multitudinaria marcha hace una semana en más de 3.000 escuelas del país. Día tras día los fondos y el apoyo para la protesta han crecido significativamente.
Los jóvenes, que fueron invitados a un foro en la Universidad de Harvard esta semana, contarán el día de la marcha con presentaciones de Ariana Grande, Miley Cyrus, Demi Lovato y Jennifer Hudson, entre otros.
Por Tatiana Rodríguez (dpa)
