(SF) – Así lo afirman personas del círculo más próximo del que fuera primer ministro francés. Las señales pareces inequívocas: acaba de adquirir una vivienda en París y sus redes sociales recogen mensajes que ya no hablan de Cataluña o Barcelona, sino de política francesa.
Valls llegó a Cataluña como la gran esperanza blanca del constitucionalismo pero ya ha desconectado de Cataluña y de la política española. Su papel en el Ayuntamiento de Barcelona es ahora anecdótico pese a haber sido la llave del Gobierno entre Ada Colau y el PSC. Algunos creen que es un mérito pues no entregó Barcelona a ERC. Pero visto lo visto, ERC no hubiera tenido posturas tan radicales e incluso independentistas como Colau.
“Valls es una persona acostumbrada a recibir muestras de respeto en Francia, y aquí se ha encontrado con reproches e insultos cada vez que sale a la calle”, señalan estas fuentes.
Valls entró en la política catalana, en coalición con Ciudadanos en la etapa de Albert Rivera. Pero, a pesar de su gran talla política y el apoyo de empresarios contrarios al independentismo, como su esposa Susana Gallardo, militante valiente y comprometida con una Cataluña españolista, Valls no tuvo los votos y el éxito que se esperaba. Tampoco se materializó su posible salto a la política nacional.
El futuro político de Manuel Valls en Francia podría tener que ver con la buena relación que mantiene con el actual presidente de la República, Emmanuel Macron, que aspira a un nuevo mandato dentro de dos años, cuando se celebren nuevas elecciones presidenciales.