Los detractores de Luis Enrique como entrenador del FC Barcelona, siguen en horas bajas. Porque el técnico gijonés del equipo culé, sumó el domingo, el el Vicente Calderón el primer título de su era. El triunfo ante el Atlético supone que por primera vez en la historia, un entrenador asturiano gane el torneo de la regularidad, y le supone además la primera puerta abierta hacia el triplete, que tiene al alcance el equipo blaugrana, pendiente de disputar las finales de Champions y Copa del Rey, ya con el título de Liga en propiedad.
No alteró el entrenador gijonés ni su tono ni discurso, al menos en las celebraciones públicas por el logro. Lógicamente se mostró feliz y satisfecho en las valoraciones de una campaña muy exigente para su equipo, sin entrar en nada más, porque resta todavía campaña por delante. Y con retos no menores en los que se centra ya únicamente el míster del Barcelona ajeno a todo lo demás. Su promesa al llegar a la Ciudad Condal fue trabajo para optar al mayor número de títulos posible, y ya ha conseguido el primero. Luis Enrique cumple, demostrando lo que para él es lo primero: ganar. Los debates los sigue dejando para otros, que para eso quedan dos finales más.