La pérdida progresiva de la audición es una de las dolencias más comunes a partir de los 50 años de edad. Esto se debe al deterioro de las células del oído interno que a medida que pasa el tiempo envejecen y pierden sus facultades.
Gracias a los constantes avances tecnológicos y a los cuidados familiares, esto no tiene por qué suponer un problema serio para la persona afectada, pero hay cierto grado de molestia que siempre queda presente, tanto para ella como para sus familiares, debido a la dificultad de tener que aprender a convivir con una peor capacidad para escuchar.
Es por esto que cada vez hay más interés por parte de la gente que se ve en esta situación, para aprender y poder ayudar a un familiar con pérdida auditiva, ya sea mediante trucos sencillos cómo acercarse al hablar o tocarles el hombro antes de iniciar una conversación, o mediante la adquisición de un audífono.
Los audífonos son herramientas para mejorar la capacidad de oír y cuyo tamaño es cada vez más reducido debido a una serie de avances tecnológicos en el campo de la electrónica. Sin embargo, el tamaño no es el único avance que estos dispositivos han experimentado en los últimos años.
A continuación hablaremos de cómo hacerles la vida más fácil a aquellas personas que estén sufriendo una pérdida auditiva, además de las ventajas de adquirir un audífono de última generación que se pueda conectar por bluetooth.
Mucho más que un audífono
Mientras que los audífonos tradicionales se limitaban a detectar y amplificar el sonido recibido a través del dispositivo, a día de hoy las posibilidades son ilimitadas, debido al alto grado de conectividad bluetooth y a la personalización disponible de los parámetros del audífono.
Esto se traduce en un control mucho mayor sobre lo que detectan los audífonos y cuándo lo detectan. Un ejemplo de esto es la posibilidad de controlar nuestros audífonos desde el teléfono móvil mediante conexión bluetooth para bajar el volumen del sonido cuando se está en un lugar como un bar o una feria, así se podrá evitar que el ruido ambiental provoque dolor de cabeza al ser amplificado por el audífono.
Otra ventaja es la posibilidad de conectarlo al dispositivo móvil para responder a las llamadas recibidas directamente desde el audífono, evitando así el aparatoso proceso de llevarse el altavoz del móvil al audífono y tener que apagarlo para que no resuene. Esto es posible incluso con aquellos móviles más anticuados, basta con que tengan conectividad bluetooth. Del mismo modo, podremos conectarlo a las pantallas del hogar, o a cualquier dispositivo de sonido que funcione con bluetooth.
En definitiva, estos avances suponen los pilares de la revolución de los audífonos como dispositivos mucho más capaces de conectar a aquellas personas que sufren una pérdida de audición con la sociedad y con sus familias.
¿Cómo sé si estoy perdiendo audición?
En el caso de temer una pérdida auditiva lo ideal es visitar a un audiólogo que realice la examinación conocida como audiometría.
La primera que se suele realizar es la audiometría tonal. Esta examinación se lleva a cabo en una sala o cabina insonorizada y consiste en generar varios sonidos puros o tonos de frecuencias diferentes que van desde los valores más bajos hasta los más altos. Esta intensidad es medida en decibelios, y por lo general, en una audiometría no se alcanzan valores intensos para evitar causar molestias auditivas.
Una vez comprobado el grado de sensibilidad de los oídos se procede a una audiometría vocal. Este tipo de audiometría está mucho más centrada en la capacidad de nuestros oídos para detectar palabras en una conversación.
Seremos expuestos a una serie de palabras con diferentes grados de intensidad a través de unos auriculares.
En ocasiones puede que se nos tape uno de los dos oídos para comprobar la diferencia de sensibilidad entre ambos.