Zúrich (dpa) – ¿Cuál es el sonido más molesto del mundo? Aquellos que han conocido las clásicas pizarras de escuela, responden sin vacilar: el roce de las uñas o la tiza contra su superficie.
El taladrar del torno del dentista y el zumbido de un mosquito cerca del oído se sitúan también en los primeros puestos del ránking de sonidos molestos.
Como bien lo demuestran estos ejemplos, la percepción que tienen las personas de los ruidos no tiene nada que ver con su volumen. Lo cierto es: hay determinadas frecuencias que desencadenan diferentes reacciones en el cerebro.
Algunos ruidos de nuestro entorno, que a veces resultan extremadamente desagradables, no lo son exclusivamente en función del nivel de presión sonora, medido en decibelios.
«Hoy sabemos que el entorno acústico puede mejorarse, incluso con un nivel de ruidos más alto», afirma el experto en acústica Kurt Heutschi, del Instituto Suizo de Investigación y Ensayo de Materiales (Empa, por sus siglas en alemán).
Los investigadores ya han demostrado que los ruidos positivos o “blancos”, como el burbujeo del agua en una fuente, pueden enmascarar o tapar, por ejemplo, los ruidos negativos del tráfico, afirma Heutschi en una de las delegaciones del instituto cercana a Zúrich.
También se sabe que no todos los componentes de un sonido son igualmente molestos y que su percepción depende, entre otros, de las frecuencias.
Muchas personas reaccionan con desagrado a ruidos relativamente silenciosos, pero con un ritmo similar al de un latido cardíaco rápido. Un ejemplo de ello serían las turbinas eólicas.
El ruido que produce un tren que pasa a toda velocidad es más complejo. «Éste proviene de más de 100 fuentes diferentes», dice Heutschi, «de varios puntos en los ejes, en los rieles, en las ruedas, en la ventilación, todo hace ruido». Además, hay influencias externas: la velocidad, la temperatura, el suelo, la distancia con respecto al oyente.
En el marco de un proyecto de investigación de la Unión Europea, Heutschi y sus colegas han diseñado una simulación por ordenador que puede producir artificialmente todos estos componentes y reproducirlos en diferentes combinaciones.
Un software de animación gráfica proporciona para ello una determinada secuencia de vídeo. Heuschi muestra cómo funciona el sintetizador de sonidos en el estudio de grabación del instituto: En la pantalla se ve el paso de un tren, los altavoces reproducen el ruido que genera como si fuera real.
Con ayuda del sintetizador, Heutschi puede aislar el ruido causado por el contacto de un solo punto plano de una rueda con los rieles. También puede sustituir el ruido de un raíl liso por el de uno rugoso, determinar los ruidos que genera la marcha del tren a diferentes velocidades, probar diferentes sistemas de frenado y sus emisiones sonoras en trenes para el transporte de mercancías o añadir el efecto de barreras acústicas.
Posteriormente, las distintas combinaciones de sonidos son evaluadas por un grupo experimental de voluntarios que participan en las pruebas que se realizan en el estudio.
Los resultados así obtenidos permiten a Deutsche Bahn, principal compañía ferroviaria de Alemania, y a otras empresas comprobar si el lijado regular de los raíles contribuye a reducir el nivel de ruido más que, por ejemplo, la instalación de nuevas barreras acústicas.
O bien constatar hasta qué punto la reparación de las partes planas de las ruedas contribuye a mejorar la percepción del ruido de aquellas personas que residen cerca de líneas ferroviarias.
«El decibelio es lo que se puede medir, pero con esta simulación nos acercamos más a lo que es la percepción para así determinar qué componentes del ruido molestan más a la gente», explica Heutschi.
Se está trabajando en simulaciones similares para los sonidos que emiten aviones y coches. El desarrollo es costoso y largo, ya que requiere el diseño de modelos que describan de forma realista cómo se producen los ruidos específicos para poder luego simularlos.
No obstante: no hay nada que el sintetizador de sonidos de Heutschi pueda hacer contra el molesto ruido de las uñas contra la pizarra. En cuanto al torno del dentista … cepillarse bien los dientes es sin duda la mejor solución.
Por Christiane Oelrich (dpa)
Foto: Hendrik Schmidt/dpa-Zentralbild/ZB