El sector de la nutrición experimenta en nuestros días un auge al que se le conocen pocos precedentes, por no decir ninguno. Desde la proliferación de toda clase de influencers en las redes hablando sobre la importancia de una buena alimentación y cómo conseguirla, este ámbito de la salud ha adquirido un prestigio que, al fin, otorga a esta especialidad la posición que siempre debió tener. Al fin y al cabo, el dicho aquel de que somos lo que comemos no es ningún refrán de estos que las ancianas cuentan frente al fuego, sino una realidad que afecta a toda la sociedad mundial.
El aviso que, afortunadamente, se ha hecho desde todo tipo de plataformas de que nuestra alimentación se estaba ensuciando cada día más ha calado con rigor especialmente entre los jóvenes, que han contribuido con sus difusiones a la expansión de un término tan de moda en nuestros días como necesario: “realfooder”. Y es que al fin y al cabo una buena nutrición está en la base de una buena salud, lo mismo que un carburante adecuado repercute en el correcto estado de un motor. Por este motivo se exponen a continuación qué hábitos se pueden añadir en nuestra alimentación para limpiarla y depurarla, según las explicaciones de Alberto Fernández, dietista online del portal de nutrición Nutricienta.
8 cambios sencillos
Cuando se habla de limpiar la alimentación muchas personas lo asocian directamente con la palabra dieta, que a su vez hilan con la palabra hambre. Pero lo cierto es que estos cambios para depurar nuestra nutrición no están orientados a perder peso o una ingesta de comida deficitaria, como en el caso de un régimen, sino a la búsqueda de un equilibrio sano entre todo lo que ingerimos. Así que, lo primero que debemos hacer para empezar a cuidar de nuestra alimentación es desterrar la idea de que, con estos cambios, estamos condenados de por vida a pasar hambre.
Dicho esto, aquí van los 8 consejos.
- Planificar comidas: durante los últimos años se ha puesto de moda un concepto que parece haber descubierto todo un mundo de posibilidades para la sociedad. Éste no es otro que el conocido “batch cooking”, que no es al fin y al cabo otra cosa que hacer un plan de comidas. En resumidas cuentas, esta técnica no es más que la que ya nuestros mayores practicaban antes de ir al mercado a comprar, ya que se debía comprar lo necesario para cuidar de la economía.
En este caso nuestro interés es el nutricional, por lo que el beneficio que más nos importa de esta práctica es que, al haber un plan de comida semanal o mensual, podremos comprar aquellos alimentos que nos interesen, sin sucumbir a la facilidad que nos ofrecen los ultraprocesados cuando no tenemos pensados qué comer.
- Cocinar: en línea con lo anterior, tener un plan nos permitirá fijar días de cocinado, por lo que podremos disfrutar de comidas buenas y saludables durante la mayoría de los días. En este proceso se recomienda darle prioridad al sofrito, la vaporización, el hervor o el horneado, tratando de dejar para ocasiones especiales otros métodos como el frito.
- Consumir frutas, verduras y proteínas vegetales: al modo de la dieta mediterránea, modelo de alimentación sana para el mundo, la abundancia de frutas, verduras y proteínas vegetales, como las que aportan los frutos secos, los cereales integrales y las legumbres, es básica para que nuestra alimentación sea perfectamente saludable y nutritiva.
- Más pescado que carne y más carne blanca que roja: aunque el consumo de carne se ha disparado en las últimas décadas, lo cierto es que nuestra salud agradecerá que sea el pescado quien abunde en su lugar. Si acaso este esfuerzo es demasiado para algunos, entonces al menos lo más recomendable sería ingerir carne blanca como la de pollo, pavo o conejo, y limitando la carne roja a una pieza a la semana.
- Una buena hidratación: como en cualquier dieta que se precie, estar adecuadamente hidratados es básico para que el resto funcione. No obstante, si nuestra hidratación consiste en bebidas carbonatadas y alcohol, entonces diremos que lo ideal sería sustituirlo por agua, ya que el contenido de azúcar elevado de las anteriores puede ser incluso peligroso.
- Limitar los alimentos con grasas saturadas: uno de los consejos en los que más insisten los nutricionistas es en relegar a ocasiones muy puntuales el consumo de alimentos con grasas saturadas, ya que su aporte nutritivo es prácticamente nulo y sólo recibiremos de ellos una buena dosis de grasa extra e innecesaria.
- Usar condimentos naturales: por suerte la variedad de condimentaciones naturales es rica en nuestro país. Especialmente el uso del aceite de oliva para cocinar no debe faltar en nuestra alimentación, frente a otros productos como la mantequilla u otros derivados óleos que no mejoran lo presente. Además, el uso de especias como saborizantes naturales nos ayudará a reducir las cantidades de sal.
- Variedad en las comidas: como es natural, diversificar el tipo de comida que ingerimos es fundamental para que la alimentación funcione, por lo que no debemos olvidarnos de incluir en nuestro plan todo tipo de platos en los que recojamos la mayoría de elementos necesarios para una nutrición de calidad.