Nueva York (dpa) – Ryan y Trevor Oakes se desplazan rápida y silenciosamente por la sala de lectura de la Biblioteca Pública de Nueva York.
Con rutinarios movimientos, los gemelos acercan el caballete, lo alzan hasta la galería y lo fijan a la barandilla de la misma con cinta adhesiva antes de preparar los materiales de dibujo. Sólo se escucha el zumbido de la ventilación. La sala está sumergida en un completo silencio.
Día tras día -y a menudo hasta la noche- los hermanos trabajan sin descanso para crear con concentración y perseverancia lo que un día será el dibujo más detallado de la sala principal de lectura de la famosa Biblioteca Pública de Nueva York.
El dibujo final reproducirá con absoluta precisión cada rincón de la sala, cada detalle de los candelabros e incluso hasta la más pequeña moldura del techo. Tiempo estimado para concluir el proyecto trabajando sin interrupción: un año. Su finalización está prevista para 2022.
Los gemelos oriundos de Boulder, en el estado de Colorado, abordan su trabajo con la precisión de neurocirujanos. El dibujante principal, Trevor, trabaja como si estuviera soldando semiconductores en un chip de ordenador.
Una conversación sobre su técnica de dibujo se convierte rápidamente en una discusión sobre la filosofía de la óptica y las teorías físicas, salpicada de frases como: «La perseverancia del espacio y la fugacidad del tiempo son la naturaleza y el tejido de nuestra realidad».
¿Dónde comienza y dónde termina el campo visual? Si los objetos pierden nitidez en el borde o en el horizonte del campo de visión, ¿pueden ser percibidos por el ojo humano? Los gemelos nacieron con 25 minutos de diferencia y experimentaron y exploraron el mundo juntos, en cierto modo como dos sujetos de prueba con requisitos idénticos.
«Siempre decimos que somos hijos únicos», dice Ryan. Por razones de equidad, sus padres todavía ocultan cuál de los dos es media hora mayor.
La óptica y la perspectiva en el arte han sido siempre temas de estudio, a más tardar desde la «Última Cena», de Leonardo da Vinci.
Se dice que el arquitecto italiano Filippo Brunelleschi desarrolló la perspectiva lineal alrededor de 1413. Este método geométrico de perspectiva dio forma a siglos de historia del arte, desde Tiziano hasta Rembrandt y Vincent Van Gogh.
Pero para representar espacios complejos de forma muy realista -una de las tareas más difíciles para los dibujantes-, los hermanos Oakes dieron un paso más allá: desarrollaron su propia técnica de dibujo.
Normalmente, el cerebro produce una imagen coherente a partir de las impresiones de ambos ojos. Los hermanos Oakes lo engañan, por así decirlo, y lo obligan a percibir dos imágenes por separado.
Para dibujar, centran su mirada en la pluma que sostienen delante de sus ojos y al mismo tiempo en un objeto en la distancia, de modo que la mirada ya no salta entre lo cercano y lo lejano.
La pluma crea sobre la escena una especie de «imagen fantasma doble», ligeramente transparente, que los hermanos, por así decirlo, simplemente calcan. A esta singular técnica de ilustración deben los hermanos el apodo de «cámaras oscuras humanas».
Según Trevor, la técnica vuelve un poco «loco», pero explica que, después de cuatro años de práctica, ha aprendido a activar y desactivar a voluntad el reflejo en su corteza visual, que normalmente combina impresiones de ambos ojos. «Nos dimos cuenta de que podemos representar perfectamente cualquier escena, no importa lo compleja que sea», detalla.
Para evitar distorsiones en los bordes, los Oakes dibujan sobre papel curvado con un caballete cóncavo de fabricación propia. Con ayuda de un soporte giratorio fijan la cabeza manteniendo así estable la posición de los ojos y, por lo tanto, la vista del dibujante.
El resultado es un efecto casi fotográfico. Ejemplos de ello son dibujos del último piso del edificio Chrysler, vistas de Londres y Florencia y del Museo de Historia Natural de Chicago.
Entre sus motivos favoritos se encuentra una pradera en el estado de Dakota del Norte, donde instalaron su caballete durante tres semanas en las que, equipados con ropa especial para excursiones al Ártico, desafiaron los fuertes vientos y las inclemencias del tiempo.
La naturaleza es un reto incluso para los Oakes, ya que en ella llegan a sus propios límites en cuanto al realismo de las imágenes. «Nada es como una foto del agua. Siempre es una interpretación», dice Ryan en su estudio junto al río Hudson, que los gemelos están pintando al óleo en un proyecto paralelo al de la Biblioteca.
Durante los próximos tres años, los hermanos quieren realizar 36 versiones del panorama veraniego que ofrece el Monte Beacon en el valle del río Hudson.
Neblina matutina, nubes, un chaparrón ocasional – es una escena que se genera a sí misma una y otra vez, comenta Ryan, «una idea que crea pinturas infinitamente diferentes».
Los hermanos de 37 años, que a menudo responden en el mismo tono, al mismo tiempo y con las mismas palabras, hablan de una «ventana a la posibilidad del espacio». A cada día y sus respectivas condiciones climáticas dedican una capa de pintura.
Mientras que las meticulosas obras del artista británico Rackstraw Downes o las ilustraciones realizadas con lentes de ojo de pez enfatizan las distorsiones, los Oakes se dedican a la «verdad objetiva».
Según ellos, el clima es una especie de espejo de la mente humana. En la vastedad que rodea al río Hudson no se ve gente, dice Trevor. «Y, sin embargo, de alguna manera, uno no puede dejar de plasmar en su pintura el paisaje interior de la psique humana».
Por Johannes Schmitt-Tegge (dpa)