(dpa) – Pronunciar elogios en demasía también puede acarrear una consecuencia negativa. Quien alabe a sus hijos de manera excesiva por tareas sencillas se arriesga a que casi no elijan otras más difíciles por temor a no ser calificados con un «súper», sino solamente con un «bien».
Esta advertencia es formulada por la pedagoga Michaela Kleindieck en la revista «Baby und Familie», en su edición 05/20. Además, indica que hace la diferencia si se elogia a los niños solamente por su resultado o también por su esfuerzo.
Por ejemplo, quien quiera ser elogioso no debe evaluar con un «súper» el clásico dibujo de garabatos, sino más bien destacar el verde o el azul que fueron empleados por el pequeño, ya que esto los motiva.
Para que los niños puedan desarrollar a largo plazo una imagen positiva de ellos mismos, deben sin embargo ser independientes de las evaluaciones de los otros.
La meta debería ser que los hijos se sientan orgullosos de ellos mismos, y no que quieran que su madre y su padre estén orgullosos de ellos.