(dpa) – Los romanos adoran los adoquines de sus calles, una pasión a veces incomprensible para los extranjeros. Mientras algunos ciclistas maldicen cuando circulan por las callejuelas llenas de baches de la capital italiana, otros divagan sobre la belleza de los «sanpietrini», como se llaman las piedras oscuras en italiano.
Durante la pandemia de coronavirus no se ha puesto fin a las constantes obras de renovación del pavimento de la ciudad, sino todo lo contrario.
La alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, no pierde la oportunidad de recordar con orgullo las obras de pavimentación realizadas en calles y plazas.
La política del populista Movimiento Cinco Estrellas escribe en Facebook que, como hay menos gente circulando debido a las restricciones por el coronavirus, los trabajos de renovación se pueden llevar a cabo con mayor fluidez.
Justo antes de las vacaciones de Semana Santa, Raggi presumía de que se estaban renovando los adoquines frente al Panteón en el casco antiguo de Roma, una zona peatonal.
Los trabajadores también han colocado recientemente nuevos adoquines en las inmediaciones del Coliseo. Y la Piazza Venezia, una de las plazas más concurridas de Roma, por donde circulan y se detienen autobuses repletos de turistas, se rehízo por completo en 2020.
Desde hace años, los comentarios en Internet sobre las obras que conllevan los «sanpietrini» reflejan un debate con posiciones encontradas.
Algunos estiman que estas obras son un «despilfarro de dinero», mientras que para otros los adoquines son algo «hermoso». Existe también la sospecha de que las obras en las calles se han avivado por la proximidad de las elecciones a la alcaldía, lo que permite a la administración municipal demostrar que está haciendo su trabajo.
«El adoquinado hay que rehacerlo cada pocos años. No queda otra», señala el propietario de un bar en el barrio de Monti, uno de los que están de moda. «De lo contrario, las calles y la plaza son demasiado irregulares», agrega.
En los callejones que rodean la Piazza della Madonna dei Monti, los canteros retiraron los «sanpietrini» el año pasado y los recolocaron después. Durante semanas se escuchó en el barrio el continuo martilleo de los operarios. Pero unos meses más tarde, el pavimento tenía prácticamente el mismo aspecto que antes.
El debate sobre las obras en las calles de Roma también se ha centrado en la cuestión de la seguridad. Los detractores de los adoquines argumentan que este tipo de pavimento oscuro se convierte en un tobogán resbaladizo cuando llueve.
Hace más de 15 años, el entonces alcalde Walter Veltroni decidió asfaltar a gran escala las principales avenidas de la ciudad. Pero los estragos del paso del tiempo también lo han deteriorado.
Algunos agujeros en el asfalto son casi más profundos que los que se generan cuando salta un adoquín, y se han convertido en trampas para coches y scooters.
En 2019, Raggi presentó un gran plan centrado en los «sanpietrini», una iniciativa elaborada por expertos y que contempla compromisos, aunque se haga siguiendo el típico estilo italiano.
Esto significa por ejemplo que, si se eliminan los adoquines en una parte de Roma, hay que pavimentar con esas piedras otra parte de la ciudad, como las zonas peatonales. Las piedras retiradas se guardan para ser utilizadas en otra área.
«El 2020 fue el año del lanzamiento completo del plan sanpietrini», señala Alessandro Proietti, de la división de infraestructuras de la ciudad.
«Hemos retirado los adoquines de la parte central de la calzada y los hemos sustituido por asfalto para mejorar la seguridad vial», explica Proietti una de las medidas emprendidas en el centro de la ciudad. «Los adoquines de los laterales de la calzada se conservan como testimonio de la piedra que es el símbolo de la ciudad», añade.
En opinión del experto alemán Holger Lorenzl, «un pavimento con piedras naturales crea un hermoso paisaje urbano y una atmósfera especial».
Este profesor está familiarizado con los debates sobre los pavimentos de las calles. «La duración de un pavimento depende generalmente de la carga de tráfico pesado y de cómo se haya reforzado la base. Ni siquiera el pavimento de asfalto dura eternamente», aclara.
Los adoquines suelen ser problemáticos cuando se empujan carritos de bebé o se llevan tacones altos, apunta Lorenzl. «A menudo es un acto de equilibrio entre un aspecto hermoso y la facilidad de uso», explica.
En la capital italiana, la historicidad es otro factor por tener en cuenta. Se dice que los «sanpietrini» se colocaron por primera vez en la plaza de San Pedro en el siglo XVI, lo que les dio su nombre.
Como los papas querían viajar más cómodamente, cada vez más calles recibieron un revestimiento de piedras volcánicas procedentes de la campiña romana.
Pero este estilo de pavimentar una vía data de mucho antes y ya se hacía en la antigüedad, cuando los romanos pavimentaron la vía de acceso a la Via Appia con grandes piedras naturales.
Esto tan solo pone de manifiesto que, sea el año que sea, la capital italiana siempre resonará de una forma especial con ese golpeteo de los «sanpietrini».
Por Petra Kaminsky (dpa)