(dpa) – Gente desconocida, nuevos olores e impresiones: Un hogar extraño es un mundo excitante para los perros. Mientras que una persona deja que sus ojos vaguen por la habitación, el animal comienza a explorar cada rincón de la vivienda y a olfatear lo que encuentra en su camino.
Esta situación puede convertirse en un estrés para el dueño de la mascota y el anfitrión.
Por eso, la especialista en comportamiento animal Eva Haas aconseja preguntar siempre a la otra persona si puede llevar al perro a su casa.
«Hay muchas personas que tienen alergia al pelo de los animales o fobia a los perros», destaca la veterinaria alemana.
El perro no debe saltar cuando saluda
Lo ideal es que el animal haya aprendido desde pequeño a enfrentarse a nuevos estímulos y situaciones. Sin embargo, es posible que haya que desacostumbrarlo a algunas cosas, como saltar cuando se lo saluda, señala Bettina Haas.
«Los perros hacen eso para llegar a la boca. Entre los perros es un saludo cortés lamerse los labios», explica la entrenadora de perros.
Para evitar un saludo demasiado tempestuoso, Haas sugiere mantener al perro con la correa durante un corto período de tiempo. También se puede esparcir alimento en el suelo para que la cabeza del perro apunte hacia abajo.
En el caso de que el anfitrión le tenga miedo a los perros se requiere un tacto especial. A menudo la gente tiende a mirar al perro fijamente a los ojos, algo que al animal no le gusta en absoluto. En ese caso, el dueño debe tratar de distraer a su mascota. Una vuelta a la manzana también puede ayudar a esa persona a adaptarse al animal desconocido.
Llevar la manta del perro
Según Haas, muchas veces el mal comportamiento del perro se debe a un exceso de entusiasmo. Por eso es necesario tranquilizarlo de alguna manera. Una opción, es llevar en las salidas la manta familiar del perro. «Si el perro está entrenado sabe: me acuesto sobre la manta y puedo relajarme», señala el psicólogo canino Steffen Kröber.
Una caja plegable también puede dar al animal una sensación de hogar, agrega Haas. «Allí, por ejemplo, se le puede dar al perro algo para masticar. Eso relaja al animal», destaca el experto.
El comportamiento del dueño juega un papel importante durante la visita.
«Muchos perros están extremadamente concentrados en las personas que siempre lo rodean. Aprenden observándonos», explica Körber.
«Por lo tanto, el dueño debe comportarse de la manera más relajada posible ya que de lo contrario el perro puede sentir que acecha un peligro en ese sitio extraño», añade.
De acuerdo con el psicólogo, en general se aplica la regla: si el animal se siente bien, se comporta bien.
Definir previamente las zonas tabú en la vivienda
El anfitrión y el dueño deben conversar abiertamente en qué lugares de la casa puede desplazarse el perro, señala Haas.
Si por ejemplo la cocina y el dormitorio son lugares a los que el perro no debe acceder, esto debe indicarse claramente y las puertas de las habitaciones deben mantenerse cerradas.
No obstante, también el dueño de casa debe aceptar ciertas reglas. Por ejemplo, si el huésped no quiere que su animal reciba comida de la mesa mientras se come.
Por Fabian Busch (dpa)