Las bicicletas son una invención del siglo diecinueve que se ha convertido en uno de los principales bastiones del movimiento vehicular urbano, para aquellas personas que no tienen acceso a un vehículo a motor.
Existen bicicletas de todas las clases; algunas más pesadas que otras, algunas centradas en mover rápidamente a sus conductores e incluso otras que permiten hacer trucos y saltos con mayor facilidad.
Sin embargo, una invención relativamente nueva y que ha sido muy perfeccionada durante los últimos años son las bicicletas eléctricas plegables.
Estos vehículos tienen una batería recargable que, sumada a un pequeño motor, nos permite movernos en bicicleta sin tener que pedalear.
Por si fuera poco, como su nombre indica, son plegables así que ocupan un espacio reducido, solucionando uno de los principales problemas de las bicicletas tradicionales, que eran imposibles de subir a un piso por lo que tenían que quedarse en la calle sin vigilancia.
A continuación, hablaremos de todas las ventajas que nos ofrece adquirir una bici eléctrica plegable, además de ciertos detalles sobre la normativa europea con respecto a esta clase de vehículos.
Versatilidad
Las bicicletas son y siempre han sido un vehículo peatonal. Esto significa que no sufren los efectos del tráfico, pues no circulan por la misma vía ni acatan las mismas normas de circulación.
Además de esto, las bicicletas tienen su propio carril en muchas zonas y están más protegidas por la ley.
Sin embargo, una ventaja que tienen las bicicletas eléctricas plegables sobre los modelos tradicionales de bicicleta es que, una vez hayamos llegado al trabajo o a donde nos estemos dirigiendo, no tenemos que dejarla aparcada en la calle con todos los peligros que esto conlleva.
En su lugar, podemos juntar las ruedas y llevarla a modo de maleta allá donde vayamos. Muchas de estas bicicletas vienen con una maleta acolchada para meterla dentro, de hecho.
Ejercicio
Si lo que buscamos es un híbrido entre una bicicleta normal y una bicicleta eléctrica para hacer algo de ejercicio, lo que podemos hacer es adquirir una bicicleta eléctrica plegable que conste de pedales.
Estos pedales son, en la mayoría de casos, acoplables a la bicicleta y se pueden desacoplar de ella al gusto.
La normativa europea estipula que el motor de un vehículo de este tipo pensado para circular en la vía peatonal no debe superar los veinticinco kilómetros por hora, exigiendo que el motor se apague una vez pasada esa velocidad y el control se vuelva manual.
De este modo, podemos pedalear tanto como queramos si lo que buscamos es hacer ejercicio, y si nos cansamos pero seguimos teniendo la necesidad de movernos, podemos encender el motor y movernos más cómodamente.
Subvenciones
Aunque en 2019 las subvenciones del estado para adquirir bicicletas eléctricas han sido ignoradas y descontinuadas, la realidad es que no sabemos si esto se traducirá al 2020. El plan Movalt y el plan Moves son dos de los planes nacidos con la idea de incentivar el uso y compra de los vehículos que funcionasen mediante energías alternativas.
Estos planes contaban con presupuestos muy altos de más de treinta y cinco millones de euros, y durante el 2018 se ofrecieron numerosas subvenciones a aquellas personas que querían adquirir un vehículo eléctrico.
Respeto medioambiental
Si nos estabamos preguntando el por que de las subvenciones previamente mencionadas, aquí lo tenemos. Las bicicletas eléctricas plegables son alimentadas de distintos modos, principalmente mediante la carga de su batería o el pedaleo.
Este último método para cargar la batería hace de la bicicleta eléctrica plegable un vehículo característicamente autosuficiente y con mucho que ofrecernos actualmente, ya que cada vez existe una necesidad mayor de ahorrar energía y evitar la contaminación.
Las bicicletas siempre han sido ecológicas además de sanas para sus conductores, pero con esta invención tendremos la mezcla perfecta de ejercicio, versatilidad y respeto al medio ambiente.