El pasado martes 30 de abril, ha dejado un sinfín de incógnitas para los venezolanos. Y es que más allá de lo afortunado que parecía que un grupo de militares finalmente decidiera sublevarse a la dictadura genocida de Nicolás Maduro, hoy, dos días después del mal llamado “golpe de estado”, todo sigue igual.
Desde bien temprano en la mañana, cientos de ciudadanos decidieron atender el llamado de la libertad y acompañar a los militares que se habían puesto a las órdenes de Juan Guaidó. Sin embargo, al final del día, la violencia no tomó forma de enfrentamientos entre militares sino entre los manifestantes y efectivos de la Guardia Nacional (GN) a favor de Maduro, que no escatimaron en el uso de bombas lacrimógenas y balas para aplacar la protesta.
Algunos representantes de la comunidad internacional se han pronunciado al respecto y no han dudado en decir que, al movimiento en contra de Maduro, le faltó contundencia.
Uno de los mayores críticos ha sido el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien, aunque mantiene su apoyo a Guaidó, aseguró que el presidente encargado de Venezuela hizo una jugada precipitada que no le salió bien.
“Guaidó se lanzó sin contar con los apoyos necesarios en la cúpula de las Fuerzas Armadas y no consiguió movilizar a la población. Eran pocas personas para derribar un Gobierno. Parecía una pelea de hinchas de fútbol: gente tirando piedras, otros lanzando bombas, pero nada que tuviera ningún aspecto de una rebelión seria o de una posibilidad real de que eso acabase resultando en una caída del Gobierno”, afirmó el presidente de Brasil.
Aunque cueste digerir estas declaraciones, lo cierto del caso, es que muchos venezolanos se quedaron con la misma sensación. Pensaron que finalmente sería el día en el que se lograría el cese de la usurpación y no resultó así.
Las preguntas que ahora quedaron en el aire son básicamente las siguientes: ¿Se trató realmente de un intento de golpe de Estado? ¿Por qué la oposición decidió adelantar la jornada de movilizaciones, prevista inicialmente para el 1º de mayo? ¿Intentaba Juan Guaidó jugar con el factor sorpresa? o se trato de un plan del gobierno usurpador de Nicolás Maduro para saber quiénes lo respaldan y quienes no.
Para todos estos cuestionamientos no hay respuesta que valga. Hay muchas hipótesis, pero la realidad es que no se sabe a ciencia cierta cuál era la verdadera intención detrás del levantamiento militar.
Lo único que queda decir es que la desesperanza ha vuelto a inundar los corazones de muchos venezolanos. Desde enero de este año, en varias oportunidades se ha tenido la ilusión de sentir que el final de la dictadura está muy cerca, pero, de la misma manera, ataca la desilusión al percatarnos de que, una vez más, Maduro sigue en el poder. Nada ha cambiado.
No obstante, algunas hipótesis apuntan a que lo ocurrido el pasado martes formaba parte de una operación más amplia en la cual no solamente participarían militares sino también miembros de otros poderes.
En este sentido, el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, fue aún más lejos y aseguró en una entrevista con CNN que Nicolás Maduro estaba dispuesto a irse el martes de Venezuela, pero se lo impidieron los rusos.
“Tenían un avión en la pista. Hasta donde sabemos, estaba listo para irse. Pero los rusos dijeron que debería quedarse”, afirmó Pompeo.
Sea cuál sea la verdad, los venezolanos se han quedado de nuevo a la expectativa. Sin saber cuándo será el final de la pesadilla que los azota desde hace tantos años. Eso es lo único que se puede afirmar hoy con seguridad: el Gobierno de Maduro ha vuelto a desmotivar a su pueblo.