La proclamación de Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela, despertó en millones de venezolanos la esperanza que parecía haberse perdido para siempre. La figura de este joven revivió las ganas de más de un 80% del país de luchar por la democracia y volver a creer en la oposición.
Sin embargo, desde enero de 2019, Guaidó propuso una ruta clara para acabar con la dictadura venezolana que se escuchaba sencilla de lograr, la cual, consistía en tres pasos: cese de usurpación, gobierno de transición y elecciones libres.
Nada de esto ha sucedido todavía. Los venezolanos pensaron que se lograría rápido y lamentablemente los resultados “brillan por su ausencia”. No ha habido aún ningún cese de la usurpación porque Nicolás Maduro se niega a dimitir, y por lógica tampoco se han dado los otros dos pasos posteriores.
Es decir, la situación en Venezuela no ha cambiado. No ha habido ningún progreso y ahora podríamos decir que sencillamente todo está paralizado.
Ante este panorama, y pese a que la comunidad internacional apoya a Juan Guaidó, los venezolanos han vuelto a perder la fe. Han vuelto a sentir que es imposible salir de Maduro y su régimen narco-dictador.
¿Qué pasará ahora? Esa es la pregunta del millón. Mientras tanto, millones de venezolanos intentan huir desesperados, aunque sea por la fronteras, la mayoría hombres jóvenes, muchos adolescentes, también mujeres, que caminan por la cinta asfáltica buscando llegar a un destino. El éxodo de la juventud se convierte en el daño más severo que la dictadura le está propiciando a Venezuela.
No obstante, Guaidó le ha pedido al pueblo de Venezuela que tenga paciencia, que continúe en las calles y ha repetido su consigna: “vamos bien”. El problema es que ya nadie cree en ese “vamos bien”, la ausencia de resultados y la imposibilidad de lograr el cese de usurpación de Maduro, el gobierno de transición y las elecciones libres, ha masacrado nuevamente el ánimo de quienes sufren en Venezuela.
Por eso, cientos de personas insisten en que, mediante protestas, Maduro no saldrá nunca del poder. No saldrá “por las buenas” dicen. Se necesita mayor contundencia y quizás una intervención militar extranjera siga siendo la opción adecuada, aunque la mayoría de los políticos de la oposición en Venezuela la descarten.
No se puede negar el hecho de que una dictadura que tiene en su sangre inyectado el germen cubano va a atornillarse en el poder a como de lugar, incluso si eso significa asesinar a millones de venezolanos.
A esa gente desalmada no le importa nada. Es necesario el uso de la fuerza para sacarlos, lo siento, pero no habrá otra manera.
Creo que el gobierno de Nicolás Maduro volvió a conseguir su objetivo. El objetivo de desanimar a la gente, acallar al pueblo, calmar la furia de los demócratas.
Jugar al populismo les ha costado demasiado sufrimiento a los venezolanos. Ya es hora de despertar. Ya es hora de que los políticos de oposición en quienes el pueblo a depositado nuevamente su confianza, se pongan los pantalones y pongan en marcha todas las opciones sobre la mesa para salir de la dictadura.
Y es que, mientras la situación en Venezuela se enquista, decenas de hombres y mujeres mueren desnutridos cada día, otros tantos se marchan y otros tantos se desilusionan. El país no puede continuar hundiéndose para seguir manteniendo los intereses personales de unos pocos.